Claudia Sheinbaum se dijo en calma y llamó a tener temple y paciencia para hacerle frente a las decisiones de Trump en materia de aranceles.
A pesar de ello, Sheinbaum aprovechó el envío de narcotraficantes a Estados Unidos para insistir, sin aportar pruebas, en los ataques a los jueces.
Sheinbaum elogió su popularidad sin reconocer que, como en Canadá y otros países, los ataques de Trump benefician a los líderes de cada país.
Este lunes, horas antes de la entrada en vigor de los aranceles que Donald Trump usa como estandarte de su gobierno, la presidente de México Claudia Sheinbaum llamó a tener calma, a tener “temple y paciencia” para hacerle frente a una decisión que reconoció no depende de ella y sobre la que es claro tiene poca o nula capacidad para influir.
Sheinbaum, sin embargo, no perdió la oportunidad para usar esa realidad, que afecta a países con instituciones democráticas, como en el caso de Canadá, para machacar la justificación de la reforma del poder judicial en los términos que su predecesor en el cargo, Andrés Manuel López Obrador y ella, impusieron a las mayorías artificialmente elevadas del Movimiento de Regeneración Nacional en el Legislativo.
Lejos de reconocer que hay un problema objetivo en la relación con el gobierno de Estados Unidos que hacía inevitable entregar, como a final de cuentas hizo, a los dirigentes de distintas organizaciones de narcotraficantes, Sheinbaum aprovechó la rendija que le abrió Trump para volver a cargar contra lo que queda del Poder Judicial de la Federación.
Y, según la costumbre de su predecesor, aprovechó las preguntas a modo de la representante de Telesur, una entidad dependiente del gobierno de Venezuela, para alabarse a sí misma por los resultados que presentan las encuestas.
Sheinbaum no es la única jefe de Estado o de gobierno que se beneficia de los excesos de Trump. En Canadá, hace cuatro meses, poco antes de las elecciones de noviembre en Estados Unidos, Justin Trudeau era el proverbial, “hombre muerto capaz de caminar”, “dead man walking”, ahora en marzo, aunque las calificaciones que los canadienses hacen de él siguen siendo negativas, su partido, el Liberal ha logrado empatar la lucha por la primera magistratura canadiense, que podría ocurrir en una elección en las primeras semanas de la ya inminente primavera.
Si Canadá hubiera ido a una elección anticipada en noviembre, los conservadores de Pierre Poilievre hubieran ganado por un margen abrumador. Ahora, cuatro meses después, es un volado y los liberales ahora bajo la conducción de Mark Carney podrían ganar la elección, como se puede ver en el mensaje en lo que era antes Twitter del encuestador canadiense Philippe Fournier que aparece después de este párrafo.
Y fenómenos similares se observan en los distintos países que enfrentan el riesgo de la furia de Trump y sus allegados. En ese sentido, cabría preguntar si más que la alabanza a sí misma, no sería preferible reconocer los propios errores.
Un signo de esperanza en ese sentido lo ofreció la propia Sheinbaum al dejar ver que su gobierno presiona a la Cámara de Diputados para que los expriístas en el grupo parlamentario del Partido Verde Ecologista de México, no repitan el número que armaron en el Senado para bloquear la reforma contra la reelección legislativa y el nepotismo.
Es difícil saber qué harán los integrantes del grupo parlamentario del PVEM, pero bastaría con que se abstuvieran para dejar pasar la reforma tal y como la envió originalmente la presidencia de la República, de modo que al menos eso se logre.
Para la presidencia es importante, pues le permitiría mantener un mínimo de coherencia entre sus inveterados ataques contra todo lo que no sea Morena y el permanente estado de autoalabanza en el que opera el gobierno de Claudia Sheinbaum.
Ello fue más que evidente cuando, sin aportar prueba alguna, Sheinbaum aseguró que “los jueces” estaban a punto de liberar a los narcotraficantes que ella decidió enviar como ofrenda al altar de Trump.
Hacia el final de la actividad en el Salón Tesorería de Palacio Nacional Sheinbaum habló de un menor número de decomisos de fentanilo en la frontera entre México y Estados Unidos. Según Sheinbaum eso demuestra qué tan en serio se toma su gobierno el problema.
Luego la presidente Sheinbaum se refirió al caso del exgobernador de Michoacán, Silvano Aureoles y algunos de sus antiguos colaboradores en el Palacio de Gobierno de Morelia, aunque serán las fiscalías estatal y General de la República las que ofrezcan los detalles y precisiones.
Sobre la situación en materia de seguridad en Michoacán se dijo consciente de los problemas que enfrentan los productores de aguacate y cítricos y reconoció que se debe hacer más contra los extorsionadores, aunque es inevitable preguntarse si no tendría que hacerse también algo más para convencer a los alcaldes michoacanos afiliados a Morena de romper de una vez con el Cartel Jalisco Nueva Generación y no recurrir a ellos cuando quieran financiar rápidamente fiestas cívicas o religiosas en sus demarcaciones.
En otros asuntos, Sheinbaum negó que haya un aumento en los montos de deuda de Petróleos Mexicanos e imputó las variaciones en el total del débito reportado por la paraestatal mexicana a las fluctuaciones en el tipo de cambio del peso mexicano frente al dólar de Estados Unidos.