Funcionario de EEUU revela que no se sabrá su identidad, pero que fue un operativo «bien trabajado y realizado» por la DEA.
El Gobierno de México no ha aclarado nada sobre el vuelo por territorio mexicano de la DEA y no ha llamado a cuentas al gestor del plan de vuelo, llamado Armando Ibarrola.
Los únicos que saben quién fue el piloto son la DEA, los pasajeros de la nave, quienes no conocen su verdadera identidad pero lo tuvieron a la vista.
Despacho 14
El violento oficio de escribir
Por Alfredo Griz
La DEA, el FBI y el ICE fueron las tres agencias involucradas en el vuelo «fantasma» en el que Ismael Zambada, conocido como «El Mayo Zambada» o «el señor del Sombrero», fue entregado a autoridades estadounidenses en la ciudad fronteriza de El Paso, Texas.
El avión utilizado está bajo custodia de la Drugs Enforcement Administration (DEA). Tras las conversaciones con los hermanos Guzmán Loera, se determinó y planificó el operativo para la entrega de El Mayo Zambada.
Mucho se ha especulado en los medios y redes sociales, pero también en las instancias gubernamentales; y la Fiscalía General de la República ha actuado con opacidad, incluso en Estados Unidos, donde su presencia fue más simbólica que efectiva. Es evidente que la autoridad estadounidense no revelará el nombre del piloto ni la procedencia del avión que trasladó al hijo del Chapo Guzmán y a El Mayo Zambada. En este contexto, es importante destacar que a la FGR sólo se le permitió ver algunos objetos del interior del avión, sin acceso a pruebas periciales en materia de dactiloscopia u otras. No tuvieron acceso a datos que les permitieran esclarecer cómo se llevó a cabo la operación ni la identidad del piloto, pues la FGR ha perdido la autoridad y respeto debido a su colusión con el crimen organizado.
La Fiscalía General de la República ha solicitado las comunicaciones de la torre de control y la información de los sistemas de radares de los aeropuertos donde aterrizó la aeronave. Pero es evidente que no recibirán ninguna información, utilizándolo como cortina de humo. La FGR no ha esclarecido cómo una aeronave sale desde Culiacán, Sinaloa, sin permiso, atraviesa durante varias horas la sierra y ciudades importantes, y no hay registro alguno de todo ello. El verdadero engaño radica en el uso de una aeronave bajo la custodia de la DEA, con un piloto que trabaja para esa agencia y cuya identidad no será revelada por razones obvias.
En Ciudad Juárez, este periodista entrevistó a un funcionario del Gobierno Federal de los Estados Unidos en el restaurante «La Esquina de Chihuas», ubicado en la avenida Benito Juárez, entre las calles Azucenas y Gardenias. En la conversación, pudimos ver documentos relacionados con las aeronaves mencionadas. El avión Beechcraft King Air turboprop utilizado en la operación estaba registrado con la matrícula de una avioneta Cessna 205, matrícula N8454Z.
La aeronave voló con los radares apagados y contó con el apoyo de la torre de control de Santa Teresa, en Nuevo México, y de El Paso, Texas, quienes no están obligados a proporcionar información a ninguna autoridad mexicana. La versión proporcionada al gobierno estadounidense, que parece una burda excusa para la corrupta autoridad mexicana, es similar a las explicaciones que el gobierno mexicano suele dar en situaciones de gran envergadura: «El piloto descendió, corrió, lo detuvimos y pidió ser deportado y lo enviamos a su país». Esto evidentemente no sucedió, pero tampoco se revelará públicamente que el piloto trabaja para la DEA.
Nuestra fuente, quien trabaja para el gobierno de los Estados Unidos, menciona con cierta ironía que «ningún piloto involucrado en el narcotráfico se atrevería a realizar un vuelo de este tipo, ya que sería un hombre muerto junto con toda su familia, ya sea por parte del Gobierno Federal o del crimen organizado. Además, si se hubiera arrepentido en el último momento, podría haber filtrado información sobre el operativo y todo se habría venido abajo».
La misma fuente revela que será muy difícil conocer la identidad del verdadero piloto, y existen dudas sobre su nacionalidad. Aunque la DEA cuenta con agentes de origen mexicano que operan en territorio nacional, es difícil acceder a esa información en estos momentos. Lo que es evidente es que se realizó la extracción de uno de los narcotraficantes más buscados del mundo con gran éxito, sin disparos ni heridos, lo que refleja positivamente en la DEA y su manera de operar.
El vuelo se realizó según los protocolos para este tipo de operativos. El personal, tanto de la DEA como del FBI, hizo bien su trabajo al sacar de circulación a uno de los narcotraficantes más buscados y generadores de violencia en varios países, algo que el Gobierno de México no pudo lograr durante décadas, señaló el funcionario federal que proporcionó esta información.
Las cortinas de humo en México
El gobierno de México está tratando de desviar la atención para no quedar mal ante la opinión pública mundial, tras quedar en evidencia el nivel de corrupción y complicidad con el narcotráfico en su país. Aunque no se puede revelar la identidad del piloto, se podría esclarecer el verdadero plan de vuelo y otras interrogantes relacionadas con el paso de la aeronave por territorio mexicano. Sin embargo, no es conveniente para la FGR que esta información se haga pública. Armando Ibarrola fue quien gestionó y presentó un plan de vuelo para una avioneta tipo Cessna 205, matrícula N8454Z, con salida desde Hermosillo, Sonora, al aeropuerto de Santa Teresa, Nuevo México.
La aeronave Cessna 205 es la del ciudadano estadounidense que negó rotundamente la acusación del Gobierno de México, pero la FGR y el Gobierno Federal no han esclarecido ni mostrado evidencias del vuelo y aterrizaje de dicha aeronave en Sonora y su paso por territorio mexicano. No han requerido a la autoridad aeroportuaria el plan de vuelo de la aeronave y cómo no se dieron cuenta de que no era la aeronave correspondiente al plan de vuelo, sino el avión Beechcraft King Air turboprop.
No hay rastro de Armando Ibarrola ni del vuelo de la aeronave. Ni el ejército ni el gobierno federal tienen control del espacio aéreo mexicano (cuando les conviene). El Gobierno de México no fue notificado de la operación por varios motivos, siendo el más evidente su complicidad con el narcotráfico. Prefirieron negociar con la familia Guzmán Loera para capturar a Ismael Zambada, lo que se tradujo en una traición para obtener beneficios legales por parte de los Chapos. La autoridad estadounidense aprovechó la coyuntura y montó el operativo que resultó exitoso.
El único agente extranjero que participó directamente en la captura fue el piloto. No hubo solicitud de colaboración por las razones mencionadas, ni incursión armada. El único daño colateral es la exhibición de la incapacidad y complicidad entre la autoridad federal y el narcotráfico, algo que el Gobierno de México aún no sabe cómo resolver.
Nuestra fuente concluyó que lo verdaderamente trascendental en este asunto es la captura del narcotraficante más buscado y generador de violencia en varios países. Este operativo fue un éxito, y parece que al gobierno mexicano le preocupa más la opinión de El Mayo Zambada, pues es obvia su complicidad. Como se dice en México, hay que generar cortinas de humo y el piloto es un buen tema, pero la verdadera identidad de quien piloteó el avión Beechcraft King Air turboprop desde Culiacán hasta territorio norteamericano solo la sabe la DEA. Fue un solo piloto y los pasajeros lo vieron, el acuerdo fue ése y la misión se cumplió: El Mayo está preso en Estados Unidos.