Senadores y diputados federales de Morena, cobijan a su gobernador Rubén Rocha Moya, porque el pueblo de Sinaloa ya no confía en él.
Por Jorge Octavio Ochoa
Es patético escuchar las justificaciones de los generales de la Secretaría de la Defensa en torno al recrudecimiento de la violencia en Sinaloa.
Más patético aún, ver el descaro con el que el Poder Legislativo, dígase Senadores y diputados federales de Morena, cobijan a su gobernador Rubén Rocha Moya. Él vino a la Ciudad de México, a buscar el AMPARO que no encuentra ya en su pueblo. En Sinaloa todos piensan o dicen saber que tiene nexos con el narco.
El aparato oficial empieza a aceptar abiertamente, que siempre existió un Pacto no Escrito con los cárteles de la droga y hoy, por no hacer lo que se tenía qué hacer desde hace 40 años, México se desgarra entre la brutal criminalidad del narcotráfico y el autoritarismo naciente de un nuevo partido de Estado.
Es patético, insistimos, ver a Omar García Harfuch, tratar de desmentir las versiones de narcoterrorismo en México, luego del estallido de dos carros bomba en Guanajuato y más de 15 mil desplazados en Chiapas por la narcoviolencia y que, por toda explicación, un generalote nos venga a decir que, “desde la captura de Ovidio, los capos reforzaron su seguridad y se hicieron más violentos”.
Ya el mismo López Obrador había dicho que el secuestro de El Mayo había detonado la violencia, y llamó “traidores a la patria” a quienes propiciaron su captura.
Hoy es la propia 4T y Morena en particular quienes se revuelven en sus propias contradicciones porque, para la gente de El Mayo, los traidores son Rubén Rocha, Andrés Manuel López Obrador y Morena. Por eso le declararon la guerra al gobernador. Morena está entre la espada y la pared, porque si lo quita, querrá decir que se rindieron. Y si no, pues seguirá la guerra que decían no querer.
Con qué autoridad moral nos vienen a pontificar ahora sobre corrupción, democracia y buen gobierno, si la descomposición está dentro de sus filas.
Y señora presidente, con todo respeto, usted tiene que ir creando su propia personalidad. Estar imitando todo el tiempo a López Obrador hasta en el tonito de voz y las críticas ramplonas, la hacen ver ridícula, sin autoridad, sin gracia, sin carisma. Y lo peor: sin liderazgo.
Su debilitamiento va a ser más acelerado si sigue con esos modos, que ya no espantan a nadie, porque todas las aberraciones posibles, ya las cometió usted desde el inicio. De aquí pal’ real, lo único que nos queda, es decirle que usted no es quien gobierna.
¿Cuáles caudillos?
Morena se ha convertido en el nuevo partido de Estado en un régimen autoritario. Sin embargo, a diferencia del PRI, adolece de caudillos e ideólogos.
López Obrador es el único líder social carismático con el que cuentan, pero él no es ideólogo. Éstos los han abandonado. Cuauhtémoc Cárdenas quedó como un simple líder testimonial, sin el carácter suficiente para revelarse o proferir una opinión en contra. Murió Porfirio, Ifigenia, y lo que tiene hoy Morena no le alcanza. Adán Augusto, Noroña, Luisa María Alcalde y Andy Lopez Beltrán suenan hasta ridículos ante cualquier comparación contra cualquier teórico del Estado.
Y sí, alterar la voz a manera de burla contra los medios de comunicación o el llamado “bloque conservador”, no modifica en nada la percepción que empieza a permear incluso entre los suyos. Baste ver las rechiflas que han empezado a encontrar Luisa María Alcalde y Andrés López Beltrán en sus recorridos por Tabasco e Hidalgo. Los verdaderos fundadores repudian la imposición de priistas en los liderazgos. Se convierten en un partido de “basuritas”.
Por cierto, senadora Cynthia López Castro: usted se sintió mal y se sentirá mal toda su vida. Si no fue capaz de estar en su escaño durante un momento clave de la historia, mejor deje su lugar al suplente. Es en esos momentos que se requieren sacrificios, no cuando cobra usted su dieta. Pero, igual no se preocupe. Todo su partido, el PRI, sí asistió al juego de la tómbola en la Cámara de Diputados, para prestarse a la burla.
¿Autoridad Moral?
Ustedes podrán imponer sus reformas y sus falsas mayorías, pero no pueden ocultar las hordas de corrupción que componen sus filas, con un sindicalismo igual de amañado que sus tómbolas.
Mire que gastar casi 13 mil millones de pesos en una elección sin pies ni cabeza, solo demuestra que ustedes quieren todo ese dinero para volver a sobornar a millones de mexicanos que sí, necesitan la ayuda, pero no quisieran la humillación.
Con qué autoridad moral nos viene a plantear Yazmín Esquivel, acusada de plagio, la creación de un Comité de Evaluación del Poder Judicial, cuando ella se valió de un amparo, para impedir a la UNAM dar a conocer el veredicto sobre la autenticidad de su tesis. Ahora, además promueve una reforma de supremacía constitucional, para que ningún amparo proceda contra reformas constitucionales aprobadas por el Congreso de la Unión.
Suena hasta cínico, cuando sabemos que el esposo de Yazmín fue el constructor consentido de López Obrador, que Rioboó proyectos del segundo piso. Ella es la ministra que tiene por empleados al papá de la presidenta del tribunal electoral y al hijo de la presidenta del INE. No lo ha desmentido. ¿Con qué autoridad moral propone algo, señora Esquivel?
¿Con qué autoridad moral nos vienen a decir que ya no hay corrupción y nos enteramos que Manuel Bartlett dejó la CFE con pérdidas superiores a los 10 mil millones de pesos en tan solo un trimestre, el último de su gestión y no hay una auditoría puntual de lo que pasó en esa paraestatal?
¿Con qué autoridad moral viene la señora Beatriz Gutiérrez Muller a decir que los trabajadores del Poder Judicial cobran sin pudor sus quincenas, cuando ella cobra una beca del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), sin que los mexicanos sepamos qué es lo que está investigando o qué logros notables tiene a nivel universitario?
Hoy tienen una feligresía ciega, pero volátil, porque está alimentada del soborno, de dinero sucio. Por eso sus diputados y aliados del PT y PVEM, no saben ni lo que ratifican. Por ejemplo, ellos mismos aprobaron la estupidez de que, para ser Ministro de la Suprema Corte, se necesitarán 5 cartas de recomendación de sus vecinos, según dice el artículo 96 de la Constitución, reformada por Morena en el inciso A, en el que piden dichas cartas.
La presidente y sus legisladores dicen que los juristas de Harvard se rieron de México. No. Se rieron de ustedes, diputados de dedo. No leyeron lo que aprobaron. La autoridad moral que tanto presumían, hoy es tan falsa como el sistema de Salud de Dinamarca, la farmaciotota, y La paz de los abrazos.
El Senado avala el desacato a una orden judicial y aprueba una reforma de supremacía constitucional que suena más a autoritarismo y represión. Hoy, aunque parezca un simple juego de palabras, a los morenistas se los empiezan a tragar sus propias palabras. La hoy presidente de México antes decía: “Ya me cansé de un gobierno atroz, indigno, vendepatrias, ligado al narco, soberbio, corrupto…”.
Pues ahora a tragarse sus palabras, porque sus propias palabras se la tragan. Con su anuencia, de facto el Senado y la Cámara de Diputados se convertirán en la nueva Suprema Corte. Se hará, lo que el partido de Estado diga. Morena será el gran juzgador y el gran ejecutor.
Y quizá muy pronto, aquella guerra que no querían, se convertirá en un “¡Mátalo!”, para exterminar a los enemigos del narco. La presión es mucha. En lo que va del actual gobierno, tan sólo en Sinaloa se han registrado 258 asesinatos violentos derivados del crimen organizado y 183 personas desaparecidas. Harfuch dice que no hay terrorismo, pero hay drones bomba, coches bomba, granadas, barrets y ametralladoras balaceándose por las calles
Sonrían mientras puedan, o mientras tengan vida. Pero esto, la historia lo va a contar, y se los va a cobrar, y siempre hay una maldición histórica que cae sobre las cabezas.