El presidente sostiene que el robo de información delicada tiene la intención de dañar la imagen de su Gobierno
El presidente de México, Andres Manuel López Obrador, ha afirmado que la filtración de datos personales de los periodistas que cubren sus conferencias, las populares mañaneras, es un acto de “guerra sucia” para afectar a su Gobierno. El mandatario ha comparado este hackeo con el caso de los papeles de Guacamaya, el mayor robo de información que ha sufrido la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), que puso al descubierto la vulnerabilidad tecnológica del Ejército y datos sensibles sobre planes estratégicos. Aquella vez, López Obrador también denunció una estrategia para dañar a su Gobierno. “Es guerra sucia, es espionaje. Vamos a que se haga la investigación”, ha dicho el presidente este lunes.
López Obrador ha afirmado que la Presidencia entregará un informe sobre lo sucedido al Instituto de la Transparencia (INAI), que tiene la tarea de velar por la protección de los datos personales en posesión de entes públicos. El viernes pasado, cuando se filtró la lista con información personal de más de 300 periodistas —domicilio, credencial de elector, correos electrónicos—, el INAI demandó al Gobierno rendir cuentas por los fallos en la custodia de los datos. A su vez, la organización Artículo 19 dijo que la filtración ponía en riesgo la vida de los periodistas, sobre todo en un país como México, uno de los más letales para ejercer la profesión, y exigió que se diera protección de inmediato a las personas en riesgo. López Obrador ha instruido este lunes a la Secretaría de Gobernación (Segob) brindar apoyo. Esa dependencia tiene a su cargo el Mecanismo de protección de periodistas y defensores de derechos humanos, un programa de resguardo para personas que sufren amenazas y persecución por su labor en materia de libertad de expresión.
El presidente ha insistido en la supuesta agenda oculta detrás del robo de información. “Es un hackeo, [como] lo que hicieron con Guacamaya, que luego empezaron a sacar los datos. Son los mismos, gente sin escrúpulos morales que actúa de esa manera. Son guerras mediáticas. Es que ya no es como antes, que se podían imponer con la fuerza, ahora dominan con el control que tienen de lo mediático, de los medios de manipulación, que están muy acaparados, muy alineados, con corruptos, con delincuentes de cuello blanco, y esto es lo que lleva a que tenemos que enfrentar todo este tipo de embates. Si no tuviésemos autoridad moral ya nos hubiesen hecho polvo, resistimos porque llevamos años luchando por ideales”, ha dicho.
López Obrador ha arremetido contra los periodistas y medios que considera adversos: Carlos Loret, Carmen Aristegui, Reforma. En la conferencia de este lunes estuvo presente Jorge Ramos, periodista mexicano afincado en Estados Unidos con mucha influencia entre la comunidad latina, que confrontó al mandatario por los saldos de la violencia en su sexenio, que está por concluir este año. López Obrador ha dicho que, pese a su animadversión hacia algunos medios, su Gobierno no ejerce la censura, en referencia a la reciente renuncia de la periodista Azucena Uresti de Milenio, que levantó las sospechas sobre una posible injerencia del Ejecutivo (aunque esa versión ha sido rechazada por el propio medio y por López Obrador).
El presidente también ha negado que su Gobierno ejerza el espionaje, ante las reiteradas publicaciones que dan cuenta de que periodistas, activistas y políticas han sido objeto de ese delito desde el sexenio de Enrique Peña Nieto y que lo han seguido siendo hasta la fecha. “Jamás censuraríamos a un periodista, nunca lo hemos hecho, nunca estaríamos espiando a alguien. No, aquí sí respondemos y ejercemos nuestro derecho de réplica abiertamente, no estamos acostumbrados a tirar la piedra y a esconder la mano, entonces por eso aguantamos, y la gente que nos tiene confianza”, ha afirmado.