El primer corte de caja en la campaña interna se salda en 2,7 millones de pesos, una cifra que deja afuera la publicidad que ha tapizado el país y que alimenta las suspicacias entre los aspirantes
Mítines, giras, pinta de bardas, anuncios espectaculares, ataques y descalificaciones. Las corcholatas de Morena, como se llama coloquialmente a quienes aspiran a la candidatura presidencial, han pisado el acelerador para poner su nombre en la boleta de las elecciones de 2024. Las dos primeras semanas de la contienda se han saldado en 2,7 millones de pesos, según lo que los propios participantes han reportado a la dirigencia del partido gobernante. Esa cifra se limita solo a los cuatro aspirantes del instituto político de Andrés Manuel López Obrador y ha elevado las suspicacias entre los contendientes en un escenario de desconfianza mutua y en el que la fiscalización ha corrido a cuenta de la propia dirigencia morenista. Los informes de gastos, las omisiones sobre el destino de los recursos y los desacuerdos en el tema de la financiación del proceso interno también han entrado de lleno desde el inicio de la campaña.
Morena presentó el primer desglose quincenal de los gastos en cuatro grandes rubros: logística, transporte, viáticos y hospedaje. De ahí se desprende que el senador con licencia Ricardo Monreal es la corcholata “más cara”, al ocupar más de 916.000 pesos para echar a andar su campaña, casi una quinta parte de los cinco millones que la dirigencia del partido asignó a cada uno de los aspirantes para toda la etapa de recorridos, que concluye a finales de agosto. Claudia Sheinbaum, hasta hace unas semanas la jefa de Gobierno de Ciudad de México, fue la segunda que más gastó, con casi 869.000 pesos. Adán Augusto López, el exsecretario de Gobernación, informó de más de 577.000 pesos. El excanciller Marcelo Ebrard se presentó como el “más austero”, al hacer uso de alrededor de 385.000 pesos.
Los que han gastado más han sido tildados de “derrochadores” y quienes dicen haber gastado menos, de “cínicos” y “omisos”. Monreal calificó el primer corte de caja como “de burla”, aunque insistió en que no va a presentar una queja formal para no comprometer la unidad entre los aspirantes. Ebrard, en cambio, ha sido más incisivo y dijo esta semana que ya había presentado un recurso de inconformidad ante la dirigencia de Morena, aunque no hizo público su contenido ni contra quién iba dirigido. Cuando Adán Augusto López fue el primero en presentar un informe de gastos en la primera semana de recorridos, el exsecretario de Relaciones Exteriores se mostró incrédulo. “¿Ustedes le creen?”, cuestionó.
López ha estado en el centro de la polémica por anunciar que no iba a aceptar los cinco millones que destinó el partido para la contienda interna, afirmar que los recursos iban a salir de su bolsillo y asegurar que iba a donarlos a comunidades marginadas. Mario Delgado llamó al orden al exsecretario de Gobernación porque la idea de establecer ese monto, que funciona como un tope de campaña, tiene dos propósitos: aclarar el origen del dinero y evitar problemas de fiscalización con las autoridades electorales. El dirigente dijo que él tendrá que fiscalizar sus recursos directamente ante el Instituto Nacional Electoral (INE). En ese primer informe presentado motu proprio, el exgobernador reportó que gastó un promedio diario de 600 pesos en comidas para él y todo su equipo de trabajo. “Comemos poco”, explicó.
El resumen que presentó Morena, al ser tan sucinto, no permite hacer ese tipo de cuestionamientos. Las propias corcholatas de Morena han dejado fuera sus gastos de propaganda personal, un rubro “vetado” del acuerdo que firmaron los aspirantes en el Consejo Nacional de Morena que fijó las reglas de competencia el pasado 11 de junio. Pero la imagen de los participantes y sus eslóganes son omnipresentes. En las bardas se lee “Es Claudia”, “Mejor Marcelo” y “Ahora es Adán”, también en las carreteras, en los postes que promocionan sus actos y en las mantas de sus mítines de campaña. Personal del INE consignó la presencia de publicidad partidista en las actividades de sus recorridos, pero el propio árbitro fue el que decidió no sancionarla.
Cuando no se trata de lemas de campaña, los aspirantes han tirado del viejo truco de promocionar portadas de revistas y libros autobiográficos. Ebrard atajó los cuestionamientos sobre la aparición de su imagen en anuncios espectaculares con la carátula de El camino de México, al decir que la promoción corría a cuenta de la editorial. Esa información tendrá que ser verificada por las autoridades electorales en los plazos correspondientes. Está por publicarse también un libro sobre la vida de Sheinbaum, aunque ella aseguró que “se deslindaba” de los anuncios con su imagen para proporcionarlo.
Por su parte, Manuel Velasco, el aspirante del Partido Verde, ha aparecido en una publicación que lo reseña como la “corcholata verde”. Al no tener militancia en Morena, sus gastos no fueron informados, al menos de forma pública. Gerardo Fernández Noroña, diputado con licencia del Partido del Trabajo (PT), otro aliado de Morena, tampoco ha presentado un informe de gastos. Su equipo de trabajo explica que el PT ha pagado sus viáticos, pero que la formación no les ha proporcionado un resumen de los recursos para poderlo presentar en público. Él ha dicho que su “Noroñabús”, una librería móvil que ha adaptado para sus recorridos, le costó 656.000 pesos.
Cuestionado por la aparición de propaganda de su campaña, López dijo que hay algunas personas que están utilizando ilegalmente su imagen y señaló que ya presentó denuncias por el uso fraudulento de su nombre, una marca registrada. Un reportaje publicado por este diario detalla que las corcholatas han gastado en conjunto 8,3 millones de pesos en promocionar su imagen en Facebook e Instagram en los últimos tres meses, aunque no está claro de dónde salieron esos recursos. Esa información tampoco se incluyó en los informes de gastos que presentó el partido. La aspirante que más se ha beneficiado de las pautas pagadas en redes sociales ha sido Sheinbaum, con un monto total de anuncios que ronda los cinco millones de pesos, según las cifras de transparencia de Meta, la empresa de Mark Zuckerberg.
“No estamos haciendo nada ilegal”, respondió Sheinbaum ante los reclamos de Ebrard, que acusó “derroches”. Para no ventilar más señales de ruptura, Monreal aseguró esta semana que ha hablado con otras corcholatas y que se ha acordado apelar a la “moderación”. “Nada se puede ocultar, es muy visible”, insistió el senador sobre la propaganda. Los medios de comunicación no han escatimado en las preguntas sobre el dinero. Los 2,7 millones de pesos de las cuatro corcholatas de Morena, aun bajo la sospecha de subregistro, alcanzan para que una familia compre cada mes su despensa, cubriendo la canasta básica de productos, durante 10 años, según una comparación del diario Publimetro a partir de datos de la Asociación Nacional de Pequeños Comerciantes.
“No hay ningún peso que no tenga un sustento, una comprobación. La información es estrictamente lo que los aspirantes nos han comprobado”, se lee en el comunicado de prensa de Morena sobre el informe de gastos, sostenido sobre la presentación de los comprobantes que hicieron llegar: desde boletos de avión hasta facturas para la impresión de lonas y el alquiler de sillas. El compromiso es presentar cada dos semanas un informe de los recursos. La batalla por el dinero promete mantenerse como un tema central de la carrera por la sucesión, sobre todo porque la coalición Va por México ya ha lanzado al ruedo a sus corcholatas, que tendrán que hacer lo propio para aclarar en qué gastan y de dónde han sacado los fondos.