Aunque Pemex minimizó el derrame masivo de crudo reportado en los campos Ek Balam, en la Sonda de Campeche, y aseguró que estaba controlado, especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) alertaron ayer que la fuga se extiende en 467 kilómetros cuadrados.
El 4 de julio se registró el derrame en las aguas del Golfo de México, muy cerca del punto donde tres días después ocurrió la explosión en la plataforma Nohoch-A, del activo de producción Cantarell.
El jueves, Pemex minimizó el percance y su impacto ambiental, al asegurar que se trataba de «pequeñas fisuras» en un ducto por donde se habrían perdido aproximadamente 365 barriles de crudo en un área de 0.06 kilómetros cuadrados.
Incluso, aseguró que la mayoría del volumen derramado «se recuperó de manera inmediata y la iridiscencia se dispersó».
Sin embargo, académicos del Instituto de Geografía (IGg) y del Laboratorio Nacional de Observación de la Tierra (Lanot), de la UNAM, dieron seguimiento a las dos fugas registradas en los campos petroleros, a través de imágenes de radar, mediante las cuales estimaron que, para el 12 de julio, el derrame de hidrocarburos alcanzó una extensión de 467 kilómetros cuadrados.
«Luego de la difusión de la información de lo sucedido -reportado el 6 de julio ante la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y la Secretaría de Marina (Semar)- los universitarios analizaron el evento con ayuda de imágenes de radar, a fin de rastrear la extensión de las zonas afectadas», reportaron.
Gabriela Gómez Rodríguez, académica del IGg, explicó que este tipo de imágenes detectan, en esencia, la textura de los objetos y es posible discriminar en la superficie marina, por la diferencia de densidades y el patrón de oleaje, a la mancha de hidrocarburos del resto del océano.
Indicó que se procesaron imágenes de la zona para determinar la ubicación geográfica del contorno de la mancha de hidrocarburos y estimar la cobertura de su área.
La experta refirió que, con base en diversos modelos de corrientes marinas, se estima que la mancha de crudo se dirija hacia el este-noreste, y eventualmente recale en las costas del Golfo de México, en Veracruz, Tamaulipas o Estados Unidos.
Ese análisis, precisó, se realizó con base en mapas incluidos en el Atlas de Línea Base Ambiental del Golfo de México.
El Instituto de Ciencias del Mar y Limnología, así como el Instituto de Ciencias de la Atmósfera y Cambio Climático de la UNAM tienen grupos de investigación sobre la dinámica oceánica de la zona y forman parte del Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGOM).