De Paraguay a Oaxaca, nueva ruta de riesgo del abuso sexual

Los oblatos, una orden religiosa, han recibido en Oaxaca, México, a Rafael Fleitas López, sacerdote acusado de abuso sexual en Paraguay.

Fleitas López podría reiniciar su carrera como sacerdote en Magdalena Tequisistlán, Oaxaca, a pesar de haber sido acusado de abuso sexual en Paraguay.

Religión y vida pública: Los oblatos habrían enviado a Fleitas López al Centro Rougier a una terapia de tres meses que habría servido para que el obispo de Tehuantepec, Oaxaca, lo reciba.

Por Rodolfo Soriano-Núñez

Éste es un relato acerca de la manera en que una “orden” religiosa con presencia en distintos países de todo el mundo, puede mover con relativa facilidad a un clérigo paraguayo acusado de abuso sexual en su país y enviarlo a México, a un municipio mayormente rural del Istmo de Tehuantepec.

Es un relato que revela la debilidad de las legislaciones mexicana y paraguaya cuando se trata de defender y proteger a las víctimas de abuso sexual. Es un relato que revela el desdén con el que la jerarquía católica en América Latina aborda el problema que está destruyéndola, carcomiéndola.

Es el relato de cómo Juan Rafael Fleitas López, sacerdote paraguayo de la orden de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, quien ejerció como tal en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario en General Artigas, Paraguay, está a punto de reasumir sus funciones como sacerdote en la parroquia de Santa María Magdalena Tequisistlán, en la diócesis de Tehuantepec, Oaxaca.

No sería el párroco o cura de ese lugar y hay quien dice en la orden de los oblatos en Paraguay que estaría limitado en sus funciones. La limitación, sin embargo, no es clara, pues hasta donde ha sido posible averiguarlo se le permitiría que celebrara misa y, sobre todo, se le permitiría que escuchara confesiones.

Tristemente, uno de los espacios en los que es más frecuente que ocurran el acoso que preludia el abuso sexual en ambientes católicos es el de la celebración del llamado sacramento de la reconciliación, más comúnmente conocido como confesión, que por su propia naturaleza se presta para que depredadores sexuales identifiquen a posibles víctimas.

 
La parroquia de la Virgen del Rosario en General Artigas, Paraguay. Mapa base de Google Maps.

De hecho, como lo narra la prensa paraguaya, fue justamente durante la confesión de una fiel que Fleitas López abusó verbal y espiritualmente de ella, a pesar de que le había ido a buscar luego de que su padre muriera en el contexto de la pandemia.

El abuso verbal y espiritual se expresó en la manera absurda en que le obligó a realizar tres días de oración antes de confesarla. A pesar de ello, la víctima cumplió con el inusual requisito y fue en el tercer día de esas oraciones que le exigió hacer que, luego de besarla, intentó abusar sexualmente de la víctima.

La víctima se desmayó y aunque en ese momento no reprochó a Fleitas López su conducta, días después tuvo otro desmayo. Fue entonces cuando informó a su familia e inició el proceso que explica este relato.

Este no es, por cierto, un relato nacionalista o chauvinista que asuma que en México sólo deben prestar servicios religiosos sacerdotes mexicanos. Marcial Maciel es la prueba de qué tan peligrosos pueden ser los sacerdotes mexicanos.

Intercambios y advertencias

Cualquier intercambio de profesionales de cualquier disciplina puede ser muy positivo. Los intercambios de personal religioso entre países de América Latina ocurren desde antes que existiéramos como países independientes del Imperio Español y ese tipo de intercambios ocurren además con países de Europa, con Estados Unidos y Canadá y, de manera creciente, con países de África.

El problema es que esos intercambios han servido en otras épocas para que, por ejemplo, Norberto Rivera Carrera enviara a un sacerdote de Tehuacán, Puebla, al que protegió hasta la ignominia, a Los Ángeles, California, donde fue recibido por el entonces arzobispo y cardenal de esa diócesis, Roger Mahony.

Ayudar a Rivera Carrera le salió muy caro a Mahony, pues los abusos perpetrados por Nicolás Aguilar fueron parte de las multimillonarias indemnizaciones que la arquidiócesis californiana todavía está pagando ahora, casi veinte años después de que se conocieran los primeros detalles de esos abusos.

Mahony incluso fue forzado a renunciar por adelantado a su diócesis. La paradoja de que Mahony haya debido pagar con dinero y con el cargo mientras Norberto Rivera pudo esperar a cumplir 75 años para entregar su renuncia cuando ambos eran culpables de haber ayudado a Nicolás Aguilar a salir de Tehuacán, no puede obviarse.

Lo que es peor, sólo se puede explicar porque el sistema de justicia de Estados Unidos sí es eficaz para perseguir y castigar los casos de abusos sexuales mientras que en México las víctimas vuelven a ser victimizadas una y otra vez tanto por la jerarquía católica como por las autoridades mexicanas.

 
Más de seis mil kilómetros, casi cuatro mil millas, de México a Paraguay. Mapa base de Google Maps.

Lo que sigue debería servir como advertencia de lo que podría ocurrir si, como todo parece indicar, en los próximos días la diócesis de Tehuantepec efectivamente permite que el oblato paraguayo Juan Rafael Fleitas López regrese a ejercer el sacerdocio en México.

Que sea así se debe, en gran medida, a la indisposición de la propia Iglesia Católica a reconocer—40 años después del inicio de la crisis de abusos sexuales—sus propios errores.

Sin embargo, también se debe a la laxitud de las leyes que existen en toda la región en materia de abuso sexual, a manos de clérigos o de otras figuras de la vida pública o privada, como en el caso de políticos, empresarios o académicos.

Hay que reconocerlo: ser un depredador sexual en América Latina sale barato. De hecho, en más de un país, se prefiere proteger a los depredadores sexuales antes que a las víctimas; la Iglesia Católica misma, obsesionada con las conspiraciones en su contra, prefiere que se le proteja como institución antes que a las personas que dan vida a la institución y esa actitud da la pauta para la manera en que se abordan los casos de abuso perpetrados por quienes dirigen o representan a otras instituciones.

El proteger a las instituciones antes que a las personas hace que los procesos por abuso sexual sean especialmente lentos, difíciles y haya más probabilidades de que las víctimas vuelvan a ser victimizadas.

Queda al criterio del obispo o el superior de una orden decidir cuándo reportará ante la autoridad los casos de abuso sexual. Todo lo contrario, por cierto, de lo que ocurre en la mayoría de los países del mundo católico de habla inglesa, donde los obispos están obligados por las leyes de sus países a reportar de inmediato los casos de abuso a las autoridades civiles.

Los sistemas de justicia de América Latina son ajenos a cualquier tipo de prisa o urgencia cuando se trata de atender a las víctimas de abuso sexual de la Iglesia Católica, de otras iglesias o formas de religión organizada, como lo demuestra que Naasón Joaquín García, el mexicano líder de la Iglesia de la Luz del Mundo haya sido juzgado, como Mahony, en California y no en Jalisco, donde esa organización religiosa tiene su base principal de operaciones y muy probablemente la mayor cantidad de víctimas.

Del sur de Paraguay al sur de México

Juan Rafael Fleitas López es un sacerdote miembro de los así llamados oblatos de María Inmaculada, una orden fundada en Francia a principios del siglo XIX con presencia en Europa, América del Norte, América Latina, África y Asia.

Según se desprende de la lectura de varios números de Información OMI, el boletín de comunicación interna de esa orden religiosa, Fleitas López nació en Concepción, Paraguay, aunque no hay claridad respecto de su fecha de nacimiento.

Es posible inferir que habría ingresado en esa orden en los primeros años de este siglo, quizás en 2003 o 2004, pues el boletín de septiembre de 2009 informaba que él formaba parte del grupo de escolásticos (equivalente a los seminaristas) que habrían de presentar o asumir sus votos perpetuos en un futuro próximo.

Ese boletín de septiembre de 2009 es muy importante pues permite establecer la relación entre el actual superior de la Provincia de México, Guatemala y Cuba de los oblatos y Fleitas López quien en ese momento ya formaba parte de la comunidad oblata en Paraguay, que ahora forma parte de la Provincia Cruz del Sur que integra a Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay.

 
Página 10 de Información de los oblatos de septiembre de 2009.

Es un hecho que coincidieron ahí. Es posible que se hayan conocido antes y es un hecho también que Ariel, el actual superior mexicano, ha desempeñado un papel clave para que venga a México.

Y efectivamente, el boletín de febrero de 2012 informa que Fleitas López hizo sus “oblaciones perpetuas” el 18 de enero de 2011 y sus, así llamadas, “Obediencias” el 8 de julio de 2011.

Si siguió una ruta similar a la de otros oblatos de los que se tiene información más completa y precisa, él habría sido ordenado diácono ese mismo año de 2011 y sacerdote o presbítero el siguiente año 2012, aunque no se encontró información sobre su ordenación.

Habría sido un máximo de dos años después que su formación habría concluido, por lo que al momento de haber agredido a la fiel que le buscó en la parroquia de Nuestra Señora del Rosario tendría entre cuatro y hasta cinco años de experiencia como sacerdote. Lo que sí fue posible establecer es el día en que se celebra el aniversario de su ordenación.

Ese dato aparece en la página de Facebook de la provincia de la Cruz del Sur de los oblatos que publicó la fotografía que aparece inmediatamente después de este párrafo y que da como fecha el 29 de octubre.

 
Juan Rafael Fleitas López, oblato paraguayo en su aniversario sacerdotal oct., 29 2023. Redes sociales de los oblatos. Disponible aquí.

Esa parroquia se encuentra en Ciudad Artigas, al sur de Paraguay, a 57 km o 36 millas de Encarnación, la más austral de las ciudades paraguayas, ubicada justo en la frontera con Argentina. Ciudad Artigas se encuentra, además, a 230 kilómetros o 142 millas de la capital nacional, Asunción. Se puede consultar su ubicación en Google Maps aquí.

Y aunque Paraguay se mantiene como el país más católico en términos porcentuales de toda América Latina, eso podría cambiar pronto. En la orden oblata no ha sido sólo Fleitas López.

De hecho, una diferencia notable entre los oblatos mexicanos y sus contrapartes paraguayas es que mientras los mexicanos sostienen varias cuentas de redes sociales, un sitio web muy bien diseñado, además de muy vistosos boletines que sólo información de la provincia que incluye a México, Guatemala y Cuba, los de Paraguay debieron cerrar sus redes sociales.

Antes de Fleitas, en 2006, hubo un caso más escandaloso que involucró a dos sacerdotes que lo fueron cuando Fleitas era un escolástico o seminarista en esa orden: Gustavo Ovelar y Francisco Javier Bareiro.

No es posible distraer la narración del caso de Fleitas. Quien esté interesado en esos otros casos de los oblatos paraguayos, puede consultar algunas de las notas de prensa que todavía están disponibles sobre Ovelar y Bareiro, cuyas víctimas esperaron diez años para denunciar a sus depredadores, como se puede ver en este texto de ABC Color.

Hasta el presidente

Por otras razones, otro miembro de los oblatos, el alemán Heinz Wilhelm Steckling ganó fama mundial cuando fue llamado en 2014 como bombero por el papa Francisco a la diócesis de Ciudad del Este, que se ubica justo en una de las fronteras de Paraguay con Brasil.

Ese año estalló en Ciudad del Este el escándalo causado por el poder que el obispo Rogelio Ricardo Livieres Plano, del Opus Dei, miembro de una familia con raíces tanto en Argentina como en Paraguay, le había dado a un sacerdote tradicionalista que había tenido que huir de Estados Unidos cuando su nombre surgió en una serie de causas penales que fueron de la defraudación al abuso sexual en Nueva Jersey y Pennsivalnia.

 

Lejos de arrepentirse o de haber aprendido de sus errores, el sacerdote tradicionalista Carlos Urrutigoity, nativo de Argentina, aprovechó la confianza que tuvo en él Livieres Plano para abusar de seminaristas de esa diócesis.

Y es que Livieres hizo de Urrutigoity su mano derecha. Lo hizo su vicario, le dio poder para destituir a otros sacerdotes y le hizo responsable del seminario de la diócesis de Ciudad del Este que se convirtió en su coto de caza.

Incluso, si uno rasca un poco más en la vida pública paraguaya, está el caso del obispo que llegó a ser presidente, Fernando Armindo Lugo Méndez, que fuera miembro de la orden—así llamada—Sociedad del Verbo Divino y llegó a ser en 1994 obispo de San Pedro, Paraguay, a pesar de que ya para entonces había evidencia de que incumplía con el precepto de la castidad.

Contra él no han surgido, hasta ahora, acusaciones formales de abuso sexual, pero al menos tres mujeres le han exigido el pago de la manutención de hijos que procreó con ellas mientras era sacerdote y luego obispo.

Es digno de mencionar también que el banco de datos de Bishop Accountability, una organización no gubernamental global que documenta los casos de abuso a manos de clérigos católicos, también tiene información del caso de Luis Sabarre, oblato originario de Filipinas, que habría abusado de otras personas por lo menos en Argentina, donde fue denunciado en 2010 ante el arzobispado de Mendoza.

La acusación no prosperó ni en la vía canónica ni en la civil. Un resumen de su caso se puede consultar aquí.

También es importante señalar que el hecho mismo que esta entrega esté centrada en los oblatos encierra una suerte de paradoja. Hasta el viernes de la semana pasada, cuando se informó de cambios en la entidad conocida por su nombre en latín como Tutela Minorum, es decir, la responsable de velar por la protección de los menores, el secretario de esa dependencia de la curia vaticana era el sacerdote británico Andrew Small.

A los problemas que él enfrentó por la opacidad con la que se transfirieron fondos de otras obras de la Iglesia Católica para la operación de esa entidad se dedicó una entrega previa de esta serie Religión y vida pública, por lo que no es necesario ahondar.

Uno supondría, sin embargo, que—dada su condición como miembro de esa orden—los oblatos estarían mejor preparados para responder de manera más cercana a lo que el papa Francisco ha llamado la “espiritualidad de la reparación”.

No es posible abordar el detalle de qué está sucediendo en la orden de los oblatos, pero los números que ellos mismos publican en sus sitios de Internet y boletines hablan de una crisis.

Fundada en 1816, en Francia, vivió su apogeo en los sesenta del siglo pasado cuando llegó a contar con cinco mil 441 sacerdotes y siete mil 875 hermanos no ordenados asociados a los Oblatos de María Inmaculada. En ese momento ocupaban un total de mil 604 “casas” o establecimientos, que todavía crecieron hasta ser mil 700 en 1971.

De aquellas glorias, los contingentes se han mermado, según los datos que reportaron a Roma, a dos mil 364 sacerdotes, tres mil 694 religiosos no ordenados, distribuidos en sólo 633 casas o establecimientos, como se puede ver en la gráfica que aparece a continuación.

 
 

La crisis de los oblatos a escala global puede resumirse en el hecho que han perdido, en poco más de diez años (2011-2022) 74 sacerdotes, lo que representa el 2.55 por ciento de los poco menos de dos mil 900 sacerdotes que han formado parte de esa orden en los últimos diez años, ello sin contar los que mueren.

Hay años terribles como 2019 y 2012, en que perdieron 13 y 12 sacerdotes, respectivamente. En total, en el periodo que va de 2011 a 2022, han expulsado a 46 sacerdotes, dos hermanos, es decir, religiosos que optaron por no seguir los estudios necesarios para ser sacerdotes, dos escolásticos que es como las órdenes religiosas llaman a sus seminaristas y cinco miembros de esa orden cuyo grado o tipo de pertenencia a la organización no pudo determinarse.

Han perdido a 479 escolásticos o seminaristas que optaron por no renovar sus votos y sólo 43 pidieron de manera formal ser excusados de esos votos temporales. Los peores años en ese tema fueron 2014 y 2013, cuando 99 y 80 aspirantes a formar parte de esa orden decidieron dejar que expiraran, sin renovar, sus votos temporales.

 
A la extrema derecha y con ambas manos en los bolsillos de los pantalones, Fleitas López en Paraguay.

En lo que hace a quienes optaron por pedir la dispensa de sus votos temporales como escolástico o seminarista, los dos peores años fueron 2012 y 2013, cuando nueve seminaristas en cada uno de esos dos años pidieron ser excusados de sus votos temporales para regresar a su vida civil.

A los sacerdotes que expulsaron, es de suponerse por alguna falta a la regla o reglamentos de la orden o alguna otra normativa de la Iglesia Católica, se deben agregar otros 33 que han perdido ser incorporados o incardinados, según la jerga del derecho canónico, a otra diócesis o integrarse a otra orden religiosa.

Es cierto que otras órdenes o congregaciones han enfrentado crisis similares, lo que esas órdenes y la jerarquía de la Iglesia Católica tendrían que preguntarse es qué papel ocupa la crisis de abusos sexuales en esta otra crisis de sustentabilidad a futuro de órdenes como los oblatos.

O no. Simplemente podrían, como intentó Benedicto XVI con su reforma de los seminarios y la educación católica, asumir que es posible imaginar un mundo sin personas homosexuales y apostarle todo a que eso les resolverá los problemas que enfrentan en los dos frentes.

Llama la atención que, a sabiendas de lo importante que es el problema de los abusos, tanto que el papa Francisco puso a uno de sus miembros como secretario de Tutela Minorum y a sabiendas de que filas se reducen cada vez más, prefieran un enfoque centrado en el litigio y el engaño en lugar del propuesto por el papa de la llamada “espiritualidad de la reparación”.

La realidad es que la inmensa mayoría de las diócesis en el mundo católico de habla española, así como muchas de las órdenes religiosas, actúan desde la lógica de exacerbar el litigio, como les recomiendan sus abogados penalistas y, sobre todo, de cansar a las víctimas y a sus familiares.

Los efectos de esas estrategias fueron detallados, por ejemplo, en la serie dedicada a los abusos en las diócesis del estado de Chihuahua. El texto en que se dio cuenta de la experiencia de la abogada de una de las víctimas de un clérigo de Ciudad Juárez aparece enlazado inmediatamente después de este párrafo.

Uno de los problemas que emerge en este caso, es que, aun cuando la provincia de Cruz del Sur de los oblatos consideró que Fleitas ameritaba, por lo menos, ser suspendido durante un año, él y sus superiores en Paraguay no cumplieron con esa disposición interna.

Siguió celebrando sacramentos. Regresó a los lugares donde había agredido a una de las fieles que, de buena fe, se acercó a él y, como se hizo ver, incluso confrontó a los fieles culpándolos de abandonar la Iglesia Católica, sin darse cuenta—aparentemente—de que eran sus propias actitudes las que provocan esa reacción de los fieles.

Otro problema es que la justicia paraguaya como las del resto de América Latina no muestran el interés debido en casos como este. Quizás porque quedó en lo que en México se consideraría como una tentativa, aunque Fleitas se valió de la fuerza para tratar de besar a su víctima a la que, de todos modos, agredió verbal y espiritualmente.

La otra posibilidad que no puede desestimarse es que el problema en este caso es que la víctima no es un joven adolescente de una familia acomodada con las características de las víctimas de Maciel, de Fernando Karadima o como las del Sodalicio de Vida Cristiana.

La víctima a la que Fleitas López agredió, así fuera sólo en grado de tentativa, como reza la jerga jurídica mexicana, es mujer. Las legislaciones civiles parecen tener poco interés en evitar ese tipo de ataques. Los minimizan y al hacerlo, los normalizan.

Problema de México

Quien esto escribe se enteró de este caso gracias a la Red de Sobrevivientes de Abusos Eclesiásticos de Argentina. Una de sus dirigentes se puso en contacto y me proporcionó los primeros elementos que hablaban del riesgo de que Fleitas López estuviera en México.

Esa posibilidad se confirmó una vez que un familiar de la víctima de Fleitas López me envío más información que, a su vez, le había sido proporcionada por actuales y antiguos miembros de los oblatos de María Inmaculada. Esas personas con alguna cercanía con la orden no están satisfechas con la manera en que sus dirigentes en las distintas provincias han abordado el traslado de Fleitas López a México.

Hasta donde fue posible reconstruir su recorrido, habría llegado a México en algún momento del primer semestre de 2023. El año pasado los oblatos de México recibieron en a sacerdotes y religiosos de distintas partes del mundo, por lo que la llegada de un sacerdote de Paraguay no hubiera levantado sospechas.

Ya en el segundo semestre de 2023 habría pasado parte de su tiempo en seminario o casa de formación que los oblatos tienen en el estado de Puebla, la llamada Casa Vocacional, como aparece en el mapa que aparece inmediatamente después de este párrafo.

 
Mapa con ubicaciones aproximadas de las obras de la provincia de México, Guatemala y Cuba de los oblatos. De sus redes sociales.

Además del tiempo que pasó en esa Casa Vocacional, también habría prestado algún servicio en la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, la llamada Guadalupita, de la colonia San Rafael, de la alcaldía Cuauhtémoc en la Ciudad de México.

En todo caso, desde 2023 Fleitas López es un problema para la provincia mexicana de los oblatos, podría serlo para la diócesis de Tehuantepec y seguramente lo será para la Conferencia del Episcopado Mexicano que sigue apostándole a un modelo de terapias muy breves, de tres meses que están muy lejos de haber probado ser eficientes.

Hasta donde ha sido posible reconstruir la ruta que siguió Fleitas López en su camino a México habría llegado a México a mediados del año pasado. Sus primeros

Esto fue posible saberlo gracias a un mensaje enviado por medio de WhatsApp. La imagen es una fotografía tomada a un boletín interno de los oblatos facilitada por un antiguo miembro de esa orden a los familiares de la víctima paraguaya, quien la hizo llegar a quien esto escribe por ese mismo medio.

 
Mensaje enviado a Rodolfo Soriano-Núñez por un familiar de la víctima desde Paraguay.

Una vez más, no es posible confirmar esta información porque esa es la naturaleza de la actitud de la jerarquía católica en México. El lugar donde le habría sido dada esta terapia es la Fundación Rougier que crearon los Misioneros del Espíritu Santo en las inmediaciones de la ciudad de Cuernavaca, Morelos.

Aunque el centro tiene una página de Internet (disponible aquí) que informa dónde están y deja ver qué hacen, no es posible obtener información ahí. La página, por cierto, se actualizó por última vez en 2020, es decir, hace cuatro años.

Es un programa de tres meses y, entre los problemas que dice atender está…

…enfrentar situaciones de depresión, angustia, adicciones, problemas afectivos, emocionales o sexuales, incertidumbre vocacional, dificultades en las relaciones humanas, insatisfacción existencial, falta de control de impulsos…

Todo y nada a la vez, pues se antoja difícil suponer que cualquier caso de clérigos emproblemados va a requerir sólo de tres meses.

Es notable que la jerarquía católica mexicana suele quejarse con frecuencia por los “falsos sacerdotes”, pero las diócesis mexicanas hacen poco o nada para garantizar que quienes no deberían ejercer el sacerdocio por las acusaciones que existen contra ellos en México o en otros países lo hagan.

En la Arquidiócesis Primada de México, como se demostró con el sacerdote Sergio González Guerrero, acusado de abusar de un varón menor de edad en Tlalpan, fue posible encontrar en las primeras horas después de su arresto el nombre de ese sacerdote