El reproche de AMLO a Joe Biden y Justin Trudeau ignoró, sin embargo, que ambos gobiernos ya habían condenado de inmediato el ataque a la embajada en Quito.
Los reproches de AMLO a sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá le sirven para atacar a sus adversarios en México y hacer campaña por su candidata.
Incluso gobiernos a los que AMLO agrede frecuentemente, como el de Javier Milei en Argentina, condenaron el ataque del gobierno ecuatoriano a la sede diplomática mexicana en Quito.
La actividad convocada por la presidencia de la República para este martes 9 de abril estuvo dedicada por Andrés Manuel López Obrador a presentar una visión sesgada y que no corresponde a la realidad de las posiciones adoptadas, inmediatamente después de los hechos en Quito, Ecuador, por Estados Unidos y Canadá, socios clave de México.
Ambos países se pronunciaron, inmediatamente después del ataque a lo que fue la embajada de México en Quito, capital de Ecuador, de manera inequívoca. En sus cuentas en la red social antes conocida como Twitter, tanto el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, como el de Canadá, Graeme C. Clark, expresaron su condena a la decisión de Daniel Noboa, presidente de Ecuador, de asaltar la representación diplomática mexicana en su país.
Es cierto que ni Joe Biden, ni Justin Trudeau organizaron cadenas de televisión nacional desde Washington, D.C. o desde Ottawa, Ontario, pero ambos gobiernos expresaron por medio de los canales diplomáticos correspondientes, pocas horas después de que ocurrió el ataque, sus condenas inequívocas a la decisión ecuatoriana.
Lejos de apostarle a distender el conflicto con Ecuador, López Obrador lo usó para presentarse como víctima del desdén de los gobiernos de Estados Unidos y Canadá.
A Canadá le reprochó el que la cuenta de la red social antes conocida como Twitter del ministerio de Exteriores publicara el mensaje que aparece inmediatamente después de este párrafo.
Como se puede ver en el vídeo que aparece inmediatamente después de este párrafo, a López Obrador no le gustó que el ministerio canadiense incluyera la palabra “apparent”, es decir, aparente.
El presidente mexicano, quizás mal aconsejado, pues es sabido que él no habla inglés, parece no comprender que ésa es una práctica común en los comunicados oficiales de instituciones públicas en el mundo de habla inglesa, cuando no corresponde a la persona o institución que habla emitir un juicio sobre el fondo del asunto.
El presidente mexicano hace una traducción literal del texto publicado por la dependencia a cargo de la ministra de Exteriores de Canadá, Melánie Joly sin reconocer que, en inglés, cuando se trata de una institución oficial, esa es la manera correcta de dar cuenta de hechos sobre los que el gobierno de Canadá no podría tomar una posición absoluta, pues no son ni Justin Trudeau ni la ministra Joly los responsables de juzgar las decisiones tomadas por Noboa.
El gobierno se Canadá se pronunció así, pocas horas después del asalto a la embajada mexicana, a las 7:11 pm del centro de México, el sábado 6 de abril y es muy claro respecto de que la fuerza pública ecuatoriana entró a la embajada mexicana sin autorización.
La cuenta en la red social antes conocida como Twitter de la embajada de Canadá en México tradujo el texto del ministerio canadiense de Exteriores como un hilo de tres mensajes, que agregaba llamados a respetar el derecho internacional y a dialogar y a resolver de esa manera las diferencias que objetivamente existían ya desde antes del asalto entre Ciudad de México y Quito.
El hilo de la cuenta de redes sociales de la embajada de Canadá aparece inmediatamente después de este párrafo.
Respecto de la posición del gobierno de Estados Unidos, López Obrador asumió una posición similar, como se puede ver en el vídeo que aparece inmediatamente después de este párrafo.
En Los Ángeles Press se publica al mismo tiempo un texto que da cuenta de la manera en que Estados Unidos y Canadá condenaron de manera clara y explícita la decisión del gobierno de Noboa. Efectivamente, la condena de Estados Unidos se hizo por medio de un boletín que es el vehículo que el gobierno de ese país utiliza en estos casos y no una declaración del presidente Biden ante una sesión conjunta del Congreso de Estados Unidos que, aparentemente, es lo que hubiera satisfecho al presidente de México.
Como lo hizo el embajador Clark de Canadá, el embajador Salazar de Estados Unidos hizo pública la condena expresa de su gobierno. De hecho, la palabra condena, «condemns» en inglés, aparece en el primer párrafo del texto y es la cuarta palabra del texto publicado por el gobierno de Joe Biden, como se puede ver en el mensaje que Salazar publicó en la red social antes conocida como Twitter.
Aunque en teoría estamos en medio de una veda electoral que debería servir para que las expresiones de apoyo partidista no nublen el periodo de reflexión necesaria para que las personas emitan sus votos el 2 de junio próximo, López Obrador, aprovechó el ataque a la embajada mexicana en Quito para presentarse como víctima.
Una vez más, por ejemplo, volvió a hablar de “los medios de manipulación” como si todos los medios mexicanos fueran un monolito homogéneo que sólo existe para atacarlo a él.
Reprochó, con razón, al gobierno de Ecuador la decisión torpe que tomaron sus funcionarios, pero al mismo tiempo se encamina a crear un conflicto innecesario y artificial con los gobiernos de Estados Unidos y Canadá, a los que acusa de no condenar los hechos, cuando sí lo hicieron.
Lo que es peor, ha usado el ataque a la embajada mexicana para hacer un despliegue de unidad de los gobernadores cercanos a su partido y alimentar los sentimientos nacionalistas con el claro propósito de ayudar a su candidata a la presidencia de la República, Claudia Sheinbaum Pardo, a quien se refirió con el pretexto de una pregunta sobre el debate de candidatos a la presidencia de la noche del domingo próximo pasado, que le sirvió para atacar a los medios de comuniciación mexicanos al calificarlos a todos de «medios de manipulación».
Es claro que, cuando la Corte de Justicia Internacional conozca el caso fallará a favor de México. Los desplantes de nacionalismo extremo no son necesarios porque incluso gobiernos a los que López Obrador ataca sistemáticamente desde su tribuna, como el de Argentina, reprocharon a Noboa la decisión de atacar la embajada mexicana en Quito.