La creciente inflación, conocida como el “impuesto de los pobres”, golpea duramente a 1.3 millones de habitantes en tres ciudades mexicanas: Tapachula, Chiapas; Jacona, Michoacán; y Mérida, Yucatán. Estos lugares registraron una inflación anual en diciembre pasado que superó el 6.0%, más del doble de la meta del Banco de México.
En Tapachula, donde la inflación alcanzó un preocupante 7.17%, la población de 362 mil habitantes, con un 58.5% en situación de pobreza, enfrenta alzas significativas en alimentos y bebidas, con un aumento del 10.5%. Expertos señalan que la migración masiva y posibles problemas en la cosecha podrían ser las causas.
Jacona, Michoacán, ocupa el segundo lugar con una inflación del 6.59%, afectando a 68 mil habitantes, siendo ‘otros servicios’ la categoría con la mayor alza, un 11.3%. La influencia del crimen organizado en la inflación es evidente, según especialistas, quienes mencionan extorsiones a productores y recogida de mercancía ilegal.
Mérida, Yucatán, se ubica en el tercer lugar con una inflación del 6.23%, impactando a 941 mil personas. Aumentos notables en ropa, calzado y accesorios (11.2%), ‘otros servicios’ (10.5%), y alimentos, bebidas y tabaco (6.8%) son los principales responsables. La expansión económica puede estar contribuyendo a la carestía.
Las entidades con la mayor inflación al cierre de 2023 fueron Yucatán (6.2%), Michoacán (6.0%), Nayarit (5.8%), y Chiapas (5.5%). La coordinadora de análisis de México, ¿cómo vamos?, advierte que la ruptura de cadenas productivas, la inseguridad y proyectos como el Tren Maya impactan negativamente en la competitividad y los precios.
El aumento en productos agrícolas sigue siendo un motor crucial de la inflación, con canastas alimentarias en áreas rurales y urbanas experimentando aumentos anuales del 6.9% y 6.8%, respectivamente. Expertos sugieren monitorear la dinámica del mercado laboral para evaluar posibles efectos en la pobreza laboral debido al repunte en la canasta alimentaria.