- -Estas decisiones son un claro ejemplo del fracaso de la política migratoria en Estados Unidos y en México
- -En la atención y resolución a la crisis de la migración no pueden caber los cálculos político-electorales, pues eso daña a ambas sociedades, pone en riesgo vidas humanas y frena el desarrollo económico de los dos países.
Desde la Confederación Patronal de la República Mexicana, COPARMEX, hacemos un enérgico pero respetuoso llamado a las autoridades mexicanas, específicamente a la Secretaría de Relaciones Exteriores y a la Secretaría de Economía, así como a sus homólogos en los Estados Unidos, particularmente al Gobierno Federal y al gobierno de Texas, para abordar la crisis migratoria sin afectar los flujos de mercancías, ya que esta medida solo genera perjuicios para la economía de ambas naciones.
De forma unilateral, las autoridades de Estados Unidos (EUA) cerraron el lunes pasado los cruces ferroviarios internacionales de Eagle Pass y El Paso en Texas, tras detectar un aumento en el número de migrantes que cruzan la frontera en tren. Esta información fue oficializada en un comunicado de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) de los EUA. El cierre tiene como propósito redirigir al personal de la CBP para apoyar a la Patrulla Fronteriza en la detención de migrantes que intentan cruzar hacia la Unión Americana.
Estos acontecimientos se suman a los cierres en San Diego, San Ysidro, Lukeville y a los ocurridos hace unas semanas en el puente internacional Córdova-Américas, así como a las excesivas revisiones impuestas por Texas en materia de seguridad, las cuales impactaron el ingreso de mercancías que quedaron varadas y cuyo valor se calcula que es superior a los 2 mil millones de dólares.
Dichas medidas discrecionales representan un fuerte golpe económico para México y socavan la confianza entre ambos países. Por ejemplo, en el ámbito agropecuario, nuestro país depende de ciertas importaciones de insumos para la alimentación humana y ganadera. Cerca del 25% del maíz amarillo y casi el 63% de la pasta de soja consumidos en México son importados a través de esos dos cruces.
Un indicador del impacto negativo lo proporciona Union Pacific, empresa ferroviaria, que advierte que el 45% de los carros ferroviarios con destino a México atraviesan esos pasos fronterizos. Por lo tanto, el reciente cierre de puentes internacionales representa una amenaza significativa de congestión para el tráfico de trenes y más de 10 mil carros de ferrocarril.
Datos a octubre de este año publicados por el Bureau of Transportation Statistics señalan que el 11.5% del valor de la carga que pasa por la frontera binacional se transporta por tren. Cabe destacar que el 28.2% del valor de la carga que se transportó por tren fue por Eagle Pass y el 8% por el Paso. En conjunto son el 36% del valor total transportado por tren en la frontera México-Estados Unidos.
Considerando ambos cruces, se transportó un valor de carga promedio diario cercano a 100 millones de dólares, cifra que demuestra la importante pérdida que día a día se genera por su cierre.
En COPARMEX consideramos que estas medidas causan un daño multimillonario a las economías de ambos países y representan el fracaso de la política migratoria, la cual debería centrarse en evitar que las personas se vean obligadas a abandonar sus lugares de origen, en lugar de simplemente frenar su tránsito.
Además de la atención urgente que se requiere por parte de los Ejecutivos de ambos países, hacemos un llamado a sus Congresos para que legislen en materia migratoria con el fin de contar con reglas claras para atender la crisis que enfrentamos. Más aún, tenemos que trabajar en conjunto no solo para promover el crecimiento económico de la región, sino para lograr también un desarrollo inclusivo.
Es evidente que los problemas en nuestra frontera no se resuelven con muros, ni con el endurecimiento de medidas migratorias ni comerciales, sino a través del diálogo, acciones coordinadas y abordando las causas del desplazamiento de las personas.
También destacamos que en la gestión de esta crisis no debe permitirse la influencia de cálculos político-electorales que terminan perjudicando a nuestras sociedades y poniendo en riesgo tanto vidas humanas como la economía de ambos países.