El Gobierno de Xi Jinping niega que exista tráfico ilegal entre ambos países, después de la carta que hizo pública el presidente mexicano
China, rival geopolítico y comercial de Estados Unidos, se negó a asumir cualquier responsabilidad en la crisis por consumo de opioides que azota al país norteamericano, detrás de más de 107.000 muertes en 2021, según cifras oficiales. “El problema del abuso de fentanilo en EE UU tiene sus raíces en sí mismo, y el problema es totalmente de fabricación estadounidense”, reviró Mao. La expresión que utilizó es que la crisis es “completamente Made in the USA [hecha en Estados Unidos]”. En cambio, la portavoz instó a Washington a “tomar medidas más sustantivas para reforzar la regulación dentro de sus fronteras y reducir la demanda”. La DEA enlista a México y a China como las principales fuentes del fentanilo que llega a su territorio.
La portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Mao Ning, durante una conferencia en abril de 2023XW (RELACIONES EXTERIORES DE CHINA)
En las últimas semanas, senadores y congresistas del ala radical del Partido Republicano han culpado a México del tráfico de fentanilo y han insistido en que el Gobierno de López Obrador no ha hecho lo suficiente en la lucha contra los carteles de la droga. El presidente mexicano ha desechado los señalamientos como una estrategia para sacar tajada rumbo a las elecciones en Estados Unidos del próximo año. China aprovechó la carta para lanzar un dardo a Estados Unidos y condenar “las prácticas hegemónicas y de acoso contra el lado mexicano”, aunque no mencionó nombres.
López Obrador dijo esta semana que envió la carta a Xi después de la visita de una delegación de legisladores estadounidenses, que llegaron a Ciudad de México para mantener canales de diálogo entre ambos países en medio de las fricciones de las últimas semanas. Los liderazgos más conservadores del Partido Republicano han resucitado una propuesta para nombrar a los carteles mexicanos como grupos terroristas y dar facultades al Ejecutivo para emprender acciones militares en territorio mexicano. Antony Blinken, secretario de Estado de Joe Biden, no ha cerrado la puerta a la iniciativa, lo que provocó también roces con el presidente mexicano, que ha tundido la propuesta como una política intervencionista y ajena al derecho internacional. La propuesta se barajó durante las Administraciones de Barack Obama y Donald Trump, pero nunca se concretó.
“No le pedimos apoyo antes estos groseros amagos, sino ayuda por razones humanitarias para controlar este tráfico”, se lee en la carta de dos páginas que López Obrador envió a su homólogo chino. “Tales planteamientos son en sí mismos una falta de respeto y una amenaza inaceptable a nuestra soberanía”, se agrega.
“México se forjó resistiendo invasiones y actos de prepotencia y sabemos enfrentarlos con valor, patriotismo y dignidad”, comentó López Obrador. El presidente, que también ha aprovechado el pleito para abanderar un discurso nacionalista ―y primordialmente, de consumo interno―, sostiene que en México no se produce fentanilo y que los responsables últimos de la expansión de la droga son traficantes estadounidenses. Desde su perspectiva, la principal ruta de tráfico se origina desde Asia, donde se producen los precursores químicos para fabricar la droga y después se envían directamente a territorio estadounidense o a Canadá. “Por nuestra frontera solo ingresa el 30% de lo que se consume”, señaló el mandatario mexicano en su misiva.
“Los esfuerzos de México en materia de fentanilo son los más importantes del mundo. Ningún país combate el tráfico como México”, afirmó Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores, en la conferencia de prensa del mandatario del pasado martes. Ante la petición de México para que China informe quiénes envían los cargamentos de la droga y en qué cantidades, el Gobierno de Xi respondió que no ha sido notificado de ninguna incautación procedente de su país. En los últimos años, las organizaciones criminales se han peleado el control de los puertos en el Pacífico mexicano, la puerta de entrada del país hacia el comercio con Asia, y en 2020 el Gobierno de López Obrador cedió la vigilancia de aduanas y terminales portuarias al Ejército y la Marina.
La carta a Xi Jinping fue un viraje inesperado en medio de la polémica mediática entre México y Estados Unidos con el tráfico de fentanilo como telón de fondo. “Los dos países tenemos un canal fluido de cooperación antinarcóticos”, dijo Mao, en una respuesta que también fue sorpresiva. “El Gobierno chino adopta una posición firme en la lucha contra las drogas”, aseguró, en respuesta a las presiones internacionales para que el gigante asiático asuma un mayor liderazgo. En la perspectiva de Pekín es Estados Unidos quien no ha hecho lo suficiente, aunque también pidió mayores esfuerzos al país latinoamericano. “Esperamos que México tome medidas más fuertes en la lucha contra las drogas”, afirma en una versión extendida de la respuesta.