Human Rights Watch (HRW) denunció que Israel ha privado a los palestinos en Gaza de la cantidad mínima de agua para sobrevivir.
Menos de cinco litros de agua al día por persona, según HRW: Israel ha reducido el suministro a Gaza en un 94% durante la guerra.
La privación del agua es un crimen de guerra cuando es destruida o inhabilitada la infraestructura de suministro de agua esencial para la supervivencia de la población civil.
Por Francesca Cicardi
Las autoridades israelíes han privado a la mayoría de los más de dos millones de gazatíes de la cantidad mínima de agua desde que comenzó la guerra en octubre de 2023 hasta septiembre de 2024, lo cual ha contribuido a la muerte y a la propagación de enfermedades entre la población de la Franja. Ésta es la conclusión a la que ha llegado la organización Human Rights Watch (HRW) después de entrevistar a decenas de palestinos, trabajadores sanitarios y municipales, además de analizar imágenes por satélite de la destrucción causada por el Ejército israelí.
En su nuevo informe, “Exterminio y actos de genocidio: Israel priva del agua a los palestinos en Gaza”, HRW asegura que, debido a la destrucción del sistema sanitario en Gaza desde octubre de 2023, es imposible conocer el verdadero alcance de “las acciones de las autoridades israelíes que han privado a los palestinos del agua”. Sin embargo, la ONG asegura que “estas políticas han contribuido probablemente a miles de muertes”.
HRW recuerda que, al principio de la guerra de castigo que Israel lanzó contra Gaza tras los ataques del grupo islamista Hamás del 7 de octubre, varios ministros del Gobierno expresaron claramente su intención de privar a los civiles de Gaza del agua. Desde entonces, Israel ha cortado el suministro de agua y de otros bienes básicos para la supervivencia de la población. El agua que suministra Israel a Gaza a través de tres grandes tuberías es insuficiente y la producción local ha disminuido drásticamente debido a que Israel ha cortado también el suministro eléctrico y de combustible (necesarios para que funcionen las depuradoras, desalinizadoras, etc.) y ha dañado la infraestructura de agua.
Según recoge HRW en su informe, la cantidad de agua potabilizada en Gaza en agosto de 2024 representaba alrededor del 25% de la cantidad potabilizada antes del conflicto, muy por debajo de lo que la población de la Franja necesita para sobrevivir. Además, casi la totalidad de los habitantes de Gaza se han visto desplazados y muchos de ellos se encuentran en zonas donde no hay infraestructura de agua adecuada –por ejemplo, en la llamada “zona humanitaria” de Al Mawasi, donde los gazatíes viven en tiendas de campaña, sin agua corriente ni saneamiento–.
La ONG también apunta que las autoridades israelíes han “restringido de forma significativa la entrada de ayuda humanitaria en Gaza” y “han bloqueado de forma específica los suministros relacionados con el tratamiento y la producción de agua”, incluidos sistemas de filtración de agua, depósitos de agua y material necesario para reparar dicha infraestructura.
Restricciones y destrucción deliberada
HRW habló con varios trabajadores de organizaciones humanitarias que explicaron que las autoridades israelíes prohíben la entrada en Gaza de los productos llamados de “doble uso”, esto es, que pueden ser empleados para fines militares; pero no han aportado una lista de los productos vetados ni una explicación escrita de por qué se consideran tales, y no han aceptado las apelaciones de las organizaciones tras el veto de algunos bienes vitales.
Un trabajador de un consorcio de organizaciones humanitarias y agencias de la ONU que se encarga de agua, saneamiento e higiene dijo a HRW que han hecho frente a varios impedimentos de las autoridades israelíes, que han evitado que se reparen las infraestructuras, que entren en Gaza los materiales relacionados con el agua, el saneamiento y la higiene, y que no han garantizado la seguridad de los que ofrecen ayuda de este tipo. “Nunca he estado en una respuesta [humanitaria] en la que, dos meses después de mi llegada, la situación es peor que cuando llegué”, lamentó el trabajador de forma anónima.
Según la investigación de HRW, desde el comienzo de la guerra en Gaza las fuerzas israelíes han atacado de forma deliberada y dañado o destruido instalaciones de agua, saneamiento e higiene, entre ellas, cuatro de las seis plantas de tratamiento de aguas residuales de la Franja y un importante depósito de agua en el sur.
La ONG ha hablado con médicos y personal sanitario sobre las enfermedades derivadas del consumo de agua no potable y también de la falta de higiene, y de las condiciones insalubres en las que viven muchos habitantes de Gaza. “La deshidratación y la desnutrición también socavan la capacidad de las personas para curarse de heridas y enfermedades, lo que provoca infecciones, enfermedades y muertes”, afirma HRW en su informe. Varios trabajadores sanitarios dijeron a la organización que atendieron a muchas personas cuyas heridas no sanaban o pacientes que sucumbieron a enfermedades porque su sistema inmunológico estaba debilitado.
Varios médicos y enfermeras relataron a HRW haber visto un gran número de bebés sufriendo desnutrición, deshidratación e infecciones durante sus primeros meses de vida, lo que en algunos casos les causó la muerte. Asma Taha, una enfermera de pediatría que trabajó como voluntaria en Gaza en mayo de 2024, afirmó que entre uno y tres bebés perecían “cada día” por una combinación de estas causas.
Un posible crimen de guerra
HRW recuerda que el Derecho Internacional Humanitario prohíbe atacar, destruir, retirar o inutilizar objetos indispensables para la supervivencia de la población civil, incluida la infraestructura de agua y saneamiento; y cuando esos ataques son deliberados, la destrucción puede constituir un crimen de guerra. Las fuerzas israelíes han atacado deliberadamente la infraestructura de agua y saneamiento en Gaz, y han inutilizando casi toda esa infraestructura, agrega la ONG.
“La destrucción intencional de objetos indispensables para la supervivencia por parte de las autoridades israelíes y su inutilización equivale a un crimen de guerra”, concluye.
Menos de cinco litros de agua al día por persona: Israel ha reducido el suministro a Gaza en un 94% durante la guerra
Además, también es un crimen de guerra el empleo del hambre como arma y “el hambre incluye la privación de agua”, especifica HRW. “Las acciones de las autoridades y fuerzas israelíes de destruir e inutilizar intencionalmente la infraestructura hídrica esencial para la supervivencia de la población civil en Gaza constituyen el uso del hambre como método de guerra”.