A pesar de las muchas promesas, instituciones de educación como el Tecnológico Nacional de México son inseguras y violentas para alumnas y trabajadoras.
El director general del Tecnológico es Ramón Jiménez López, quien es directivo del Instituto Internacional de la Idea Juche, vinculado a Corea del Norte.
Los casos de abuso en el Tecnológico Nacional de México se acumulan en Veracruz, Hidalgo, Estado de México, Guerrero y Baja California Sur, sin que Ramón Jiménez López esté dispuesto a actuar para proteger los derechos de alumnas y trabajadoras.
Por Rodolfo Soriano-Núñez
Como suele ser el caso con casi cualquier institución de educación pública o privada, el llamado Tecnológico Nacional de México dice ser una de las mejores instituciones de educación del país.
Sin embargo, en México, tanto en instituciones públicas como privadas, el acoso y el abuso sexual son realidades difíciles de erradicar, que encuentran maneras de perpetuarse e incluso legitimarse, como si fueran “naturales” o “inevitables”, aunque casi siempre sean la consecuencia de errores en el diseño de las instituciones de educación superior y del desdén con el que las instituciones de seguridad pública y justicia tratan las denuncias.
Integrado en su configuración actual en 2014, todavía durante la presidencia de Enrique Peña Nieto, el Tecnológico Nacional de México, TecNM o simplemente “Tecnológico”, como se conoce en la jerga de la educación superior en México, controla un total de 254 planteles.
De ese total, 126 son los llamados “tecnológicos federales”. Otros 122 son “tecnológicos descentralizados”, lo que implica que los gobiernos de los estados tienen algún grado de participación. Hay cuatro—así llamados—Centros Regionales de Optimización y Desarrollo de Equipo (CRODE) y dos centros nacionales. Uno, el Interdisciplinario de Investigación y Docencia en Educación Técnica (CIIDET) y, otro más, el de Investigación y Desarrollo Tecnológico (CENIDET).
El TecNM atiende a poco más de 600 mil estudiantes, la mayoría de los cuales cursan alguna de las 49 licenciaturas, dos programas de profesionales asociados, dos más de técnico superior, así como uno de técnico superior universitario.
Hay, además, 340 programas de postgrado, de los que 59 son de doctorado, 23 especializaciones, y 258 maestrías. La inmensa mayoría de los programas se cursan en modalidad presencial, es decir, los estudiantes deben acudir a salón de clases en un plantel, pero algunos programas permiten estudiar a distancia o llegan incluso a ser mixtos, lo que permite mayor flexibilidad.
Prioridades
La mayoría de las carreras que ofrece el Tecnológico están vinculadas a distintos tipos de ingenierías, algunas a la química o la biología aplicadas, incluida la veterinaria, y otras más pertenecen al ámbito de las disciplinas económico-administrativas.
Es una institución que sigue enfoques más bien tradicionales en los programas académicos que desarrolla, así como en las materias que se imparten. Su prioridad es facilitar la contratación de sus egresados, por lo que frecuentemente se ve a los directivos del Tecnológico celebrar convenios con cámaras industriales o comerciales, además de participar febrilmente en ferias del empleo estatales o nacionales.
Muchas de las carreras del Tecnológico se ofrecen en planteles localizados en ciudades de tamaño medio, donde las universidades nacionales como la Autónoma de México o el Instituto Politécnico Nacional e incluso las universidades autónomas estatales no están presentes o tienen una presencia más bien limitada.
Jóvenes de Veracruz, por ejemplo, que vivan en ciudades de tamaño medio como Orizaba, tienen la oportunidad de estudiar en el Tecnológico local las licenciaturas de ingeniería eléctrica, electrónica, en ciencia de datos, en gestión empresarial, industrial, informática, mecánica, química, en semiconductores y en sistemas computacionales.
Esa es una ventaja para jóvenes que, sin el Tecnológico ahí, tendrían que viajar a ciudades cercanas de mayor tamaño como Xalapa, el puerto de Veracruz, Puebla o incluso la Ciudad de México. En ese sentido, el TecNM ofrece una alternativa muy valiosa a quienes desean estudiar sin irse a vivir a otra ciudad.
Ello también permite que los estudiantes puedan emplearse, así sea sólo de medio tiempo mientras estudian, pues no deben perder tanto tiempo en viajes de una ciudad pequeña o mediana o a una más grande, como podría ser Xalapa o el Puerto de Veracruz.
Sin embargo, quienes deseen hacerlo deben estar dispuestos a enfrentar una cultura marcada por el machismo, la simulación, el abuso y, de manera más general, por el desinterés en el bienestar de las personas que estudian o trabajan en los tecnológicos locales.
Desde julio de 2022, el llamado TecNM está bajo la dirección de Ramón Jiménez López, quien es un egresado del Instituto Politécnico Nacional. Jiménez López es una suerte de fósil viviente de la política mexicana. Además de presumir más de 35 años de experiencia como docente en el Politécnico, tuvo alguna actividad como legislador federal en el desaparecido Partido Popular Socialista, luego con el de la Revolución Democrática y, finalmente, con Morena.
Régimen totalitario
Lo que es más, presume tener una relación muy cercana con el régimen totalitario de Corea del Norte. Aunque no lo hace evidente en el perfil que publicó cuando el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador lo nombró para el actual cargo, en otros lugares, como su biografía en Wikipedia, se le identifica como directivo de un instituto latinoamericano de la “Idea Juche”, que es una manera de referirse a la ideología que sostiene al régimen totalitario de Corea del Norte.
Es así, por ejemplo, que una página de Internet, ahora desaparecida, pero disponible por medio del Internet Archive, tiene a Jiménez López como “director general del Instituto de la Idea Juche” y como receptor del Premio Internacional Kim Il Sung. Esa página, disponible aquí, aparece como imagen después de este párrafo.
Ese sitio opera desde Japón, dado que—en estricto sentido—no es posible conectarse a la Internet desde Corea del Norte, pues ahí no son afectos a permitir el libre intercambio de ideas o puntos de vista.
Gracias a lo que seguramente se vio en Pyongyang como el ascenso de Jiménez López en la política mexicana, nueve años después, en 2019, el director nacional del Tecnológico aparecía ya como presidente del “Instituto de la Idea Juche”, como se puede ver en la imagen más reciente del sitio de ese instituto, que aparece después de este párrafo.
Información sobre los vínculos de Jiménez López con el régimen totalitario de Corea del Norte estaba presente ya desde que fungía como diputado federal del Partido de la Revolución Democrática, como se puede ver en la captura de pantalla de la página disponible sólo por medio del Internet Archive, que aparece después de este párrafo y que está disponible aquí.
En el PDF que aparece en el cuadro después de este párrafo se puede ver uno de los boletines que ese instituto publicaba a finales de la década pasada. Se trata de un número de mayo de 2018.
El número de mayo de 2018 de Noticias del secretariado del Instituto Internacional de la Idea Juche.
Ahí, Jiménez López aparece en dos fotografías. En una preside una mesa redonda celebrada en Ulan Bator, la capital de Mongolia. En la otra se le ve ataviado con condecoraciones diversas, aunque es una foto en blanco y negro igual o muy parecida a la que aparece en la imagen del sitio ahora desaparecido.
Unos meses después, en diciembre de aquel año, representantes del gobierno de Corea del Norte estuvieron entre los invitados a la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador. Gracias a la relación de Jiménez López con Morena y el anterior gobierno de México, la sede de la Cámara de Diputados en la Ciudad de México sirvió como escenario para el así llamado Seminario de la Idea Juche en México.
El último boletín publicado por esa organización en español, de marzo de 2019, aparece como archivo PDF después de este párrafo.
El número de marzo de 2019 de Noticias del secretariado del Instituto Internacional de la Idea Juche.
¿Afinidad Juche?
Quizás como un reflejo de la afinidad de Jiménez López con la poca transparencia del gobierno de Corea del Norte, en el sitio de Internet del Tecnológico es notable la dificultad para encontrar información actualizada y precisa.
Quizás por eso es que la información más reciente sobre el total de profesores es de 2016. En ese año, el Tecnológico contaba con poco menos de 27 mil 500 profesores; de ellos ocho mil 343 eran profesores tutores, siete mil 755 contaban con la capitación del diplomado para la Formación y Desarrollo de Competencias Docentes, y dos mil más estaban capacitados en el diplomado para la Formación de Tutores.
Además de los profesores, habría que considerar a los directivos, dato que no está disponible en el sitio de Internet del Tecnológico, por lo que sólo es posible suponer que hay al menos otros dos mil 500 directivos si se asumiera que en cada plantel, sin importar si es federal o de otro tipo, hubiera un mínimo de diez personas para conducir las actividades de esos 27 mil profesores y los poco menos de 600 mil estudiantes que participan en algún programa académico.
Aunque existe un Reglamento de Estudiantes aprobado apenas en febrero de 2023, disponible aquí en formato PDF, no fue posible encontrar el equivalente para los profesores o para los directivos en la sección llamada Normateca de ese sitio.
Y aunque el citado Reglamento de Estudiantes habla en su artículo 5, fracción IV, de la proscripción de la violencia, incluida la de tipo sexual, no hay alguna indicación de cuáles tendrían que ser los pasos que un estudiante que considerara vulnerado ese derecho tendría que seguir para hacer efectivo el ejercicio de ese derecho.
Es, como suele ser el caso en el derecho mexicano, una norma imperfecta que habla de un tipo de ideal, pero que no ofrece a los beneficiarios de esas medidas algún mecanismo concreto para garantizar el disfrute de los derechos que se asumen como protegidos por las normas.
En otro documento que todavía aparece como vigente, el así llamado Reglamento Interior de Trabajo del Personal Docente de los Institutos Tecnológicos, originalmente aprobado en febrero de 2008, no hay una sola palabra acerca de las posibles sanciones a un docente por acosar o abusar sexualmente de un estudiante de ese sistema.
Por haber sido aprobado en 2008, el reglamento, disponible aquí en formato PDF, precede a la formación del TecNM en su configuración actual, son normas elaboradas para lo que era un sistema altamente descentralizado, que sólo adquirió su configuración actual en 2014, por lo que habría que preguntarse si efectivamente puede normar la actuación del personal docente de esa institución.
A pesar de la alegada afiliación “de izquierda” y la supuesta afinidad con causas justas que favorezcan a quienes estudian en el Tecnológico, el director Jiménez López se muestra indiferente ante la violencia que ocurre contra las mujeres, trabajadoras o estudiantes, en la institución bajo su responsabilidad.
Encubridor serial
Y es que, en distintos estados de la República, el Tecnológico Nacional de México, ha sido señalado por encubrir casos de acoso hacia alumnas y trabajadoras, principalmente los perpetrados por docentes.
En todos estos casos, el patrón de impunidad se repite: los directores, tanto varones como mujeres, de los planteles ignoran las denuncias, intimidan a las víctimas y, en el peor de los escenarios, las revictimizan.
Con frecuencia, intentan llegar a acuerdos privados que garantizan la impunidad de los agresores, mientras las alumnas y trabajadoras quedan sin justicia, e incluso enfrentan el riesgo de expulsión, despido u otras represalias laborales o académicas.
A pesar de las denuncias presentadas ante diversas fiscalías estatales en las entidades donde se ubican los planteles, Jiménez López, como director general, respalda a los directores de cada plantel e, indirectamente, lo hace con los agresores de empleadas y estudiantes del Tecnológico.
Este apoyo protege a los docentes y directivos que agreden a alumnas y trabajadoras, facilita el abuso de poder institucional para amenazar, intimidar y, en algunos casos, expulsar o despedir a quienes se atreven a denunciar y ejercer su derecho a la denuncia pública. Bajo la dirección de Jiménez López, esta institución federal se ha convertido en un espacio donde prevalece la impunidad, lo que hace imposible la justicia a quienes sufren violencia.
Es importante tener presente que aunque se trate de una institución educativa, los nombramientos de directivos suelen ser en la mayoría de los casos de tipo político. Aunque sea una institución federal, los responsables en cada plantel ocupan los cargos al menos con el consentimiento, sino es que con la abierta promoción de los gobernadores de cada una de las 31 entidades de la República.
Uno de los hechos más recientes ocurrió apenas hace dos semanas, cuando el 7 de noviembre de este año, alumnas del campus Orizaba, en Veracruz, denunciaron públicamente a cinco docentes agresores. Las denunciantes, también señalaron a la directora del plantel, Maricela Gallardo, quien hizo caso omiso de las denuncias, con el conocimiento del director general, como lo narra esta nota publicada por un medio local.
¿Cero tolerancia?
Ese día también dieron cuenta del encubrimiento de la directora de ese plantel. Lo hicieron, de manera paradójica, justo un año después de que Jiménez López publicara en la Ciudad de México un documento titulado Pronunciamiento de cero tolerancia al hostigamiento sexual y al acoso sexual en el Tecnológico Nacional de México.
El documento tiene todos los lugares comunes de las declaraciones grandilocuentes sobre el abuso sexual. Incluso identifica de manera clara algunas de las conductas más frecuentemente vinculadas al abuso y el hostigamiento sexuales en contextos académicos.
Habla, a su vez, del Protocolo para la prevención, atención y sanción del hostigamiento sexual y acoso sexual, que es un documento promulgado a la manera de una guía o prontuario durante la gestión de la ahora diputada y exministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación Olga Sánchez Cordero, cuando fungió como secretaria de Gobernación de López Obrador, que está disponible aquí.
En el sitio del Tecnológico de León, Guanajuato, fue posible encontrar un Protocolo específico para el Tecnológico Nacional de México que, sin embargo, no se encontró en repetidas búsquedas en el sitio de la institución nacional. En todo caso, estos protocolos son sólo eso. No tienen ni siquiera la jerarquía de un reglamento interno.
En el sitio del Tecnológico de Toluca, Estado de México, se encontró un Protocolo más amplio, para el conjunto de las dependencias que integran la Secretaría de Educación Pública del gobierno federal. Está disponible aquí.
Aunque el documento es útil para definir de manera muy general cómo deberían actuar las instituciones del gobierno federal para evitar el acoso y el abuso sexuales, no hay precisión respecto de posibles sanciones concretas a quienes incurran en ese tipo de conductas.
Es imposible que un protocolo pueda hacerlo. Para ello se necesitan cambios concretos en las distintas leyes, así como un cambio en la cultura laboral del gobierno federal mexicano que no ocurre a pesar de que una mujer ocupa el cargo de presidente de la República.
Antes de Orizaba, el 16 de octubre de 2024, se hizo pública una denuncia contra Miguel Ángel Lee Rodríguez, director del Instituto Tecnológico de Pachuca, por acoso sexual. En respuesta, los estudiantes se fueron a un paro en las instalaciones, para exigir su destitución.
Sin embargo, Ramón Jiménez López, director nacional del Tecnológico, respaldó al director del plantel en Pachuca Lee Rodríguez y dejó en claro que ningún director sería destituido.
En agosto de este año, como se puede ver en esta nota de la W Radio de México, el propio Lee Rodríguez daba por cerrada la discusión sobre su caso. Ello ocurrió luego de que la procuraduría de justicia de ese estado suspendiera el proceso, como se narra en esta nota.
Tres meses después, victorioso, Lee Rodriguez decía a medios que le entrevistaban que “se acabó ese tema” e incluso dejaba ver que se creía capaz de ser ratificado en 2026 para ejercer el cargo hasta 2029.
Otro medio hacía ver como Lee Rodríguez consideraba las acusaciones en su contra como “parte del pasado”.
El eterno retorno del Porro
Como suele ser el caso en las universidades autónomas de los estados, notables por la persistencia de los llamados porros, en los planteles del Tecnológico se le apuesta también a convertir a las sociedades de alumnos en grupos de choque que los directivos pueden movilizar para apoyar sus puntos de vista.
Aunque en Pachuca hubo en un primer momento, en 2023, una movilización de estudiantes favorable a las víctimas de abuso, uno de los líderes de ese paro, fue posteriormente nombrado presidente de la sociedad de alumnos por el propio director, lo que puso en evidencia una estrategia de control y manipulación de los estudiantes para deslegitimar las denuncias que hacían las víctimas de abuso y el acoso, como se puede confirmar en este texto de un medio local.
En general, Jiménez López apoya implícita y explícitamente a agresores sexuales denunciados. Ello abre la puerta a que los abusos de poder continúen por parte de docentes y directivos en otros planteles.
Un ejemplo de este efecto de contagio se encuentra en el caso del Tecnológico de Toluca. Ahí, los directivos—a sabiendas de la respuesta que da el director general del sistema en la Ciudad de México a ese tipo de acusaciones—replican el modelo y evaden siquiera considerar la veracidad de un reporte, como se puede ver en este otro texto.
Y el mismo patrón se observa en Guerrero. En Acapulco, Salvador Herrera Soriano, director del Instituto Tecnológico de Acapulco, rechazó las acusaciones de acoso sexual en su contra presentadas por alumnas, a pesar de que el Comité de Ética de la institución había recibido la información.
El problema es que los comités de ética en cada plantel suelen estar formados por personas leales a los directivos en turno, lo que les impide actuar con imparcialidad. En las universidades autónomas, como se ha señalado en otros textos, ello se explica por el carácter autónomo, que hace jurídicamente imposible que otra persona o autoridad vigile los actos de los empleados de esas universidades.
Sin embargo, el Tecnológico Nacional de México y sus planteles no tienen un estatuto de autonomía, no hay razón para que no haya órganos que incorporen a personas ajenas a la institución que pudieran obligar a los comités de ética a actuar conforme a derecho y a favor de quienes denuncian actos de acoso o abuso.
Lejos de ser una instancia efectiva, estos comités se han convertido en un obstáculo para que las mujeres víctimas reciban apoyo y, mucho menos, justicia. Por el contrario, funcionan como un mecanismo para proteger a los agresores, permitiéndoles continuar sus conductas bajo el amparo de los directivos, como se puede leer en este texto.
Ayudar al depredador
Para invalidar las denuncias, Herrera Soriano señaló públicamente con nombre completo a las alumnas denunciantes y criticó que un exalumno presuntamente les brindara apoyo para presentar sus quejas. Sin embargo, evitó mencionar los delitos de acoso cometidos por los docentes denunciados y, en cambio, amenazó con denunciar a las víctimas por supuestos daños hacia su persona.
Ante esta situación de violencia institucional, Fátima, una de las alumnas afectadas, se vio obligada a salir del anonimato, poniendo en riesgo su seguridad, para exponer el caso.
Fátima reveló un oficio en el que el entonces subsecretario de Educación Superior del gobierno federal, Luciano Concheiro, instruyó a Ramón Jiménez López, director del Tecnológico Nacional de México, a atender su caso y garantizar su integridad.
Contrario a esta directriz, Ramón Jiménez López ordenó expulsar a Fátima, protegió en los hechos a los docentes acosadores y al propio Salvador Herrera Soriano, quien incluso se burló de la situación.
Fátima fue despojada de su derecho a una educación de calidad en una institución federal, se le negó la protección ordenada por la Secretaría de Educación Pública, y fue revictimizada tanto por el director del plantel como por el director general del TecNM, Ramón Jiménez López.
El mensaje de Facebook que aparece después de este párrafo, publicado apenas en mayo de este año, da cuenta del caso de Fátima y de la actitud de Herrera Soriano. El mensaje está disponible también aquí.
El vídeo que aparece después de este párrafo da más detalles de la respuesta de Jiménez López al caso de Fátima, quien fue expulsada del programa de arquitectura en el Tecnológico de Acapulco por haber denunciado a quien la agredió en el salón de clases.
Debe destacarse que el video es una denuncia de una persona vinculada a la víctima en el Tecnológico de Acapulco. Ahí se hacen afirmaciones que Los Ángeles Press no puede confirmar ni rechazar.
Simplemente se presenta el vídeo como una muestra de la irritación social que provocan estos casos de acoso y abuso sexual contra una estudiante que, como se puede ver en el vídeo mismo, estaba en el último semestre de su carrera y quien fue expulsada a pesar de las instrucciones del superior jerárquico de Jiménez López y de Herrera Soriano en la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP para protegerla.
Video denuncia sobre uno de los casos en el plantel del Tecnológico de Acapulco, Guerrero.
También en La Paz
Otro caso igualmente grave ocurre ahora mismo en Baja California Sur, una entidad que destaca en México por el alarmante incremento de feminicidios y violencia sexual contra las mujeres. En el Instituto Tecnológico de La Paz, Baja California Sur, la violencia de género ejercida por directivos y el acoso de docentes hacia alumnas y trabajadoras ha alcanzado niveles críticos.
Un caso emblemático involucra a un académico a quien los medios locales, para cumplir con la legislación vigente en México identifican como Jesús Leobardo N., quien actualmente está vinculado a proceso por la Procuraduría General de Justicia del Estado, tras ser denunciado por una trabajadora que, en el momento de los hechos, ocupaba una subdirección.
El recurso se cae cuando se realiza una búsqueda simple por Internet y aparece, entre otros documentos que lo identifican, la felicitación que aparece como imagen, después de este párrafo.
Esa felicitación está disponible desde Facebook en el mensaje que aparece después de este párrafo y aquí.
Se presenta una imagen de ese mensaje en caso de que los administradores de la cuenta del Tecnológico en esa red social decidan borrar el mensaje.
Se trata de mecanismos que, en última instancia sólo benefician a los agresores y desalientan el que otras víctimas presenten una denuncia formal ante las autoridades.
En respuesta a la denuncia, el director del plantel La Paz del Tecnológico, Mario Cortés Larrinaga y la subdirectora académica Carmen Julia Angulo Chinchilla encubrieron al agresor, destituyeron rápidamente a la trabajadora denunciante y asignaron grupos académicos al acusado.
Además, se han registrado numerosos señalamientos de acoso por parte de alumnas hacia Jesús Leobardo N. Sin embargo, debido al temor hacia los directivos y docentes, las estudiantes optan por desarrollar estrategias de autoprotección que, si bien les permiten avanzar en sus estudios, perpetúan las prácticas de violencia y acoso en este plantel, como lo narra este texto en un medio local.
¡Hasta el SNTE lo reconoce!
La situación es tan grave que incluso el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, que no se distingue por sus posiciones de vanguardia en los temas de abuso y acoso sexual, expresó hace justamente un año su preocupación por el estado de cosas en el plantel La Paz del Tecnológico, como se puede confirmar en este texto de un medio local en Baja California Sur.
La comisión de estas conductas violentas que fueron públicamente denunciadas ante medios locales por ser una situación ya insostenible. Ello ha llevado a que se señale al director del plantel, Mario Cortés Larrinaga como un facilitador ejecutor clave de la violencia, abuso de poder, corrupción y encubrimiento de agresores.
Como suele ocurrir con las denuncias de abuso sexual en otros ámbitos, Cortés Larrinaga descalifica a las víctimas al llamarlas parte de una “generación de cristal” por denunciar, al mismo tiempo que ordenó a personal de intendencia que retirara los así llamados “tendederos” en los que en algunas instituciones se denuncian estas conductas.
Ofreció, en cambio, un “buzón” para simular atención que nunca se materializó, por lo que las alumnas en el marco de las movilizaciones del 8 de marzo de 2024, también señalaron a docentes y al propio director como cómplice, como se señala en este texto.
Este caso es uno de los más documentados, ya que varias alumnas del plantel aceptaron dar su testimonio, aunque solicitaron permanecer en el anonimato por temor, con justa razón, a represalias tanto del director como de los propios docentes.
Entre los señalados destaca Fredy Acosta, profesor de una de las ingenierías, a quien acusan de impedir el acceso al salón a las estudiantes que no cumplen con su propio «reglamento de vestimenta». Además, el profesor emite comentarios inapropiados, culpando a las alumnas de “provocar” por el uso de shorts o escotes que él considera inapropiados o provocativos.
Uno de los argumentos de Mario Cortés Larrinaga, director del Instituto Tecnológico de La Paz, para minimizar las denuncias es que son casos “del pasado”.
Presume que durante su administración no se han colocado tendederos de denuncias porque ordenó al personal de intendencia eliminarlos y aunque puso un buzón de quejas, esas quejas difícilmente prosperan.
Además, ha sido bajo su gestión que se vinculó a proceso a Jesús Leobardo N., y fue Cortés Larrinaga quien personalmente destituyó a la trabajadora denunciante. Ello, al tiempo que protege a los agresores, apoyado por el comité de ética y los subdirectores del plantel.
Estos últimos no dudan en actuar en contra de quienes denuncian acoso, hostigamiento u otros actos de corrupción que han salido a la luz en la prensa local desde que Cortés Larrinaga asumió la dirección en 2022, como dan cuenta estas columnas publicadas por un diario local en dos ocasiones: primero aquí y luego acá.
Una fotógrafa local, Sandra Muñoz, publicó un fotorreportaje muy detallado con imágenes de los tendederos que montaron las alumnas del Tecnológico y de otras instituciones de educación en aquella ciudad, como parte de las protestas del 8 de marzo de 2024 en La Paz, Baja California Sur, su trabajo se puede consultar en su cuenta de Facebook que se enlaza después de este párrafo.
De acuerdo con la opinión de una académica adscrita al Tecnológico Nacional de México, cuya identidad me reservo por obvias razones, la institución “se ha convertido en un refugio seguro para agresores, un espacio donde los directores consolidan cotos de poder y fomentan la corrupción”.
Y agrega: “la opacidad y la falta de acción del director general, Ramón Jiménez López, no solo reflejan ineficacia, sino un desafío directo a las instrucciones de su superior jerárquico. Su gestión trasciende la negligencia, pues no sólo desatiende la instrucción de garantizar justicia, sino que utiliza su poder para arremeter contra las mujeres que ejercen su derecho a la educación y buscan acceso a la justicia, vulnerando así los derechos fundamentales de alumnas y trabajadoras mexicanas”.