Caravana de migrantes se apresura a llegar a EEUU antes que Trump

Una nueva caravana de migrantes se apresura a salir desde Tapachula, el 20 de noviembre, con rumbo a EEUU, antes de que asuma la presidencia Trump.

«Insostenible», la situación en Tapachula para los migrantes, denuncian organizadores venezolanos.

Por Argenis Esquipulas 

Una nueva caravana de migrantes se prepara para salir desde la ciudad fronteriza de Tapachula, Chiapas, el próximo 20 de noviembre. La movilización, organizada por un grupo de ciudadanos de otros países que enfrentan condiciones precarias en México, tiene como objetivo llegar a la Ciudad de México en una primera etapa, con miras a avanzar hacia la frontera norte y, finalmente, cruzar a Estados Unidos antes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos.

Esta fecha, que coincide con el Día Internacional del Migrante, será el inicio de un recorrido que ya cuenta con la participación confirmada de al menos mil 200 personas, según informó Jason, uno de los organizadores de origen venezolano. La cifra podría aumentar en las próximas horas, ya que decenas de familias continúan registrándose para unirse a esta marcha que simboliza tanto la desesperación como la esperanza de quienes buscan mejores oportunidades de vida.

La situación en Tapachula se ha vuelto insostenible para la población migrante. La falta de empleos, las condiciones de inseguridad y la nula respuesta a las solicitudes de regularización migratoria han colocado a miles de personas en un limbo. Jason, quien llegó a México hace más de un año, describió cómo el paso del tiempo ha generado frustración entre las familias, muchas de las cuales están atrapadas en la incertidumbre.

“Estamos aquí porque no tenemos otra opción. En nuestros países no hay futuro, pero aquí tampoco hemos encontrado las oportunidades que esperábamos. Las familias no pueden seguir esperando más, y diciembre se acerca, una fecha importante para quienes queremos enviar ayuda a nuestros seres queridos”, señaló Jason.

Además, las condiciones de Tapachula se han agravado con el paso del tiempo. Esta ciudad, convertida en un punto de concentración para miles de migrantes provenientes principalmente de Centroamérica, el Caribe y Suramérica, enfrenta una creciente saturación de servicios básicos. Refugios desbordados, insuficiencia en los programas de asistencia y un mercado laboral que no puede absorber a la población migrante han generado un ambiente de incertidumbre y tensión.

La caravana no solo es una respuesta a las adversidades locales, sino también al temor de lo que pueda ocurrir en el futuro próximo. Con la inminente toma de posesión de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, los migrantes temen un endurecimiento de las políticas migratorias, que podría incluir restricciones adicionales en las fronteras y mayor dificultad para obtener asilo.

“Sabemos que el próximo año será más difícil para nosotros. Es ahora o nunca”, expresó Jason. Según sus palabras, muchas personas en la caravana ven esta movilización como su última oportunidad para cruzar la frontera antes de que se implementen nuevas medidas restrictivas.

Durante su anterior mandato, Trump impuso políticas migratorias que fueron calificadas como severas, incluyendo la construcción de un muro fronterizo y la implementación del programa Quédate en México, que obligaba a los solicitantes de asilo a permanecer en territorio mexicano mientras sus casos eran procesados en Estados Unidos. Aunque muchas de estas medidas fueron revertidas durante la administración de Joe Biden, el regreso de Trump ha reavivado el temor entre las comunidades migrantes.

El recorrido comenzará en Tapachula, con una primera parada en la Ciudad de México, donde los organizadores planean reunirse con autoridades gubernamentales y organizaciones de derechos humanos para exigir una solución definitiva a su situación migratoria. Posteriormente, la caravana continuará su marcha hacia el norte del país.

Para muchos, el viaje representa un riesgo enorme. En el trayecto, los migrantes enfrentan peligros como extorsiones, secuestros y ataques por parte de grupos criminales. Además, las autoridades mexicanas han intensificado los operativos para disuadir este tipo de movimientos masivos, lo que ha provocado enfrentamientos en ocasiones anteriores.

Pese a los riesgos, el espíritu de quienes participarán en esta nueva caravana es de resistencia. “La mayoría de los migrantes no somos delincuentes, somos una clase obrera que busca cumplir metas y mejorar las condiciones de nuestras familias”, enfatizó Jason.

La concentración de migrantes en Tapachula ha sido motivo de críticas hacia las políticas migratorias mexicanas. Durante años, la ciudad ha funcionado como un cuello de botella para quienes intentan cruzar hacia el norte. Las largas esperas para obtener permisos temporales o tarjetas de visitante humanitario han provocado una crisis humanitaria que se agrava con cada ola migratoria.

Organizaciones no gubernamentales han señalado que las políticas de contención implementadas por México, bajo presión de Estados Unidos, han convertido al país en un “muro” que dificulta el tránsito de migrantes. Tapachula, en particular, se ha transformado en una ciudad de refugio forzado, pero sin las condiciones necesarias para atender a esta población.

La salida de esta nueva caravana coincide con llamados de organizaciones internacionales a respetar los derechos humanos de las personas migrantes. En el marco del Día Internacional del Migrante, diversos colectivos han instado a los gobiernos de la región a coordinar esfuerzos para garantizar la seguridad de quienes emprenden estos viajes.

“Las caravanas son una expresión de la desesperación, pero también de la dignidad de los migrantes”, afirmó una representante de un colectivo de apoyo en Tapachula. “Estas personas no son números ni estadísticas; son seres humanos con sueños, con familias, y merecen respeto y oportunidades”.

A medida que se acerca el 20 de enero de 2025, fecha en que Donald Trump asumirá nuevamente la presidencia de los Estados Unidos, la incertidumbre y el temor entre las comunidades migrantes en tránsito hacia ese país han aumentado considerablemente. Los migrantes temen que una de las primeras acciones del nuevo mandatario sea endurecer las políticas migratorias, bloquear el ingreso de extranjeros, y ordenar deportaciones masivas, tal como lo prometió durante su campaña electoral.

En este contexto, Heison Vázquez, un migrante venezolano y uno de los organizadores de la nueva caravana que atraviesa México, expresó la preocupación de miles de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos antes de la toma de posesión. Según Vázquez, los migrantes no solo están huyendo de la falta de oportunidades en sus países, sino también de la inseguridad y los conflictos políticos que los han obligado a abandonar sus hogares.

Heison Vázquez subrayó que el principal propósito de quienes integran esta nueva caravana es mejorar las condiciones de vida de sus familias. La mayoría de ellos ha tenido que enfrentar graves dificultades económicas en sus países de origen, lo que los llevó a buscar alternativas en otros territorios. En su caso particular, explicó que decidió organizar la caravana para garantizar que las personas puedan movilizarse de manera más segura y con menos riesgo de ser víctimas de extorsiones o violencia durante el trayecto.

«La falta de trabajo, los problemas políticos y de seguridad nos obligan a salir de nuestros países. No es fácil tomar esta decisión, pero queremos darle un mejor futuro a nuestras familias», afirmó Vázquez.

La presión del tiempo es un factor crucial para los migrantes. Muchos temen que, una vez que Donald Trump asuma el cargo, las políticas restrictivas sean implementadas de forma inmediata, cerrando cualquier posibilidad de ingreso a Estados Unidos. Esto incluye medidas como la militarización de la frontera sur, el fortalecimiento de controles migratorios, y la reactivación de programas que obligan a los solicitantes de asilo a permanecer en México mientras esperan la resolución de sus casos.

La ansiedad por cruzar antes de esta fecha ha llevado a miles de personas a apresurar su tránsito, a pesar de los peligros que enfrentan en el camino. Estos riesgos incluyen extorsiones, robos, secuestros, y enfrentamientos con las autoridades en su intento por llegar a la frontera norte de México.

La caravana, estará integrada  por migrantes de diversas nacionalidades, principalmente de Venezuela, Honduras, Guatemala, El Salvador y Haití, ha enfrentado numerosos desafíos desde su inicio. A su paso por distintas regiones de México, los migrantes han tenido que lidiar con la falta de recursos básicos como agua, alimentos y refugio. Además, han enfrentado obstáculos legales, como la exigencia de visas humanitarias o permisos de tránsito que muchas veces no son otorgados por las autoridades mexicanas.

A pesar de ello, la caravana avanza con determinación, guiada por un objetivo común: llegar a Estados Unidos antes de que las nuevas políticas migratorias cierren las puertas de manera definitiva.

Organizaciones defensoras de los derechos humanos han hecho un llamado urgente a los gobiernos de México y Estados Unidos para que implementen medidas que protejan a los migrantes y garanticen su acceso a procedimientos legales justos. Asimismo, han instado a la sociedad civil a mostrar solidaridad con quienes transitan por el país en condiciones extremadamente vulnerables.

Mientras tanto, los migrantes continúan su travesía, enfrentando no solo las adversidades del camino, sino también el miedo constante de que, a pesar de todos sus esfuerzos, sus sueños de un futuro mejor se vean truncados por políticas migratorias más severas. Para ellos, el tiempo se agota y el 20 de enero de 2025 se presenta como un límite ineludible que define sus esperanzas y temores.

La salida de esta nueva caravana será un recordatorio de las complejidades de la crisis migratoria en la región. Mientras los migrantes continúan su lucha por alcanzar un futuro mejor, los desafíos se multiplican, desde la inseguridad y las políticas restrictivas hasta la indiferencia gubernamental.

Para quienes participan en esta movilización, el camino es incierto y está lleno de obstáculos, pero la esperanza de alcanzar una vida digna es más fuerte que cualquier adversidad. Este 20 de noviembre, Tapachula volverá a ser el punto de partida de una travesía que simboliza tanto la resistencia como la búsqueda de justicia social para los más vulnerables.