La atleta argelina Imane Khelif incendió el debate sobre género en los Juegos Olímpicos porla fuerza implicada en sus golpes.
El debate de género emitió juicios sobre la decisión del Comité Olímpico Internacional de permitir a la atleta argelina particiapr en la competencia.
La participación en la categoría femenina de boxeo en los JJ. OO. de una atleta argelina que tendría cromosomas XY ha incendiado el debate de género, polarizado a nivel deportivo, político y social tanto en EEUU como en el ámbito internacional.
El combate relámpago duró 46 segundos, el tiempo que tardó la argelina Imane Khelif en propinarle un duro golpe en la nariz a su rival, la italiana Angela Carini, y que ésta decidiera retirarse de la competición, a pesar de la carga simbólica y personal que estos Juegos Olímpicos tenían para ella tras el fallecimiento de su padre.
Medios internacionales recogen el momento en el que la italiana se desploma y, arrodillada sobre el suelo del ring, llora desconsoladamente. En la rueda de prensa, Carini aseguró que tenía «el corazón roto».
«Salí al ring para honrar a mi padre. Me han dicho que soy una luchadora muchas veces, pero he preferido parar por mi salud. Nunca me han dado un golpe tan duro como éste», recoge la cobertura del NYTimes.
Carini, que no le dio la mano a su rival tras la conclusión del combate, evitó pronunciarse y emitir juicios sobre la decisión del Comité Olímpico Internacional (COI) de permitir la participación de la argelina en la categoría femenina a pesar de que la Asociación Internacional de Boxeo (AIB) ––de carácter amateur y cuyos criterios difieren de los promulgados por el COI–– le prohibiera competir y la descalificara de otros eventos, incluyendo el campeonato mundial en 2023.
El incidente también ha desatado cuestionamientos sobre la participación en los Juegos Olímpicos de una segunda boxeadora, la taiwanesa Lin Yu-ting, descalificada del mundial tras no superar las pruebas que se le practicaron.
«Las atletas no fueron sometidas a pruebas de testosterona pero sí a una prueba aparte y reconocida, cuyos resultados específicos son confidenciales», señala la AIB en un comunicado difundido en su portal web. «La decisión, adoptada tras una revisión meticulosa, era extremadamente importante y necesaria para preservar el grado de justicia e integridad de la competición», prosigue.
Ante la presión pública y las críticas generalizas en las redes sociales tras la renuncia de la italiana, el portavoz del COI, Mark Adams, defendió la decisión del comité y aclaró que ninguna de las dos competidoras son transgénero, apunta el NYTimes. Además, el COI calificó las prohibiciones de la AIB de «arbitrarias».
Otros medios de comunicación, como Reuters, aseguran que la siguiente rival de la argelina, la húngara Luca Anna Hamori, no siente preocupación ante el enfrentamiento con Khelif.
Qué criterio debe imperar ––bien sea el biológico, el identitario o el hormonal–– para permitir la participación de deportistas transgénero o intersexuales en competiciones amateur o profesionales sigue polarizando un debate que no da atisbos de apaciguarse en el futuro cercano.
El COI carece de criterios uniformes aplicados de manera homogénea a todos los deportes, lo que agudiza las distinas posturas en torno a qué constituye juego limpio y justo, sobre todo en competiciones de índole profesional, con trofeos, dinero y patrocinios de por medio.
En materia de boxeo, las reglas del COI imperan sobre las de la AIB. Sin embargo, en otros deportes esta determinación recae sobre las respectivas organizaciones que los rigen. Por ejemplo, la nadadora transgénero Lia Thomas perdió su recurso legal para competir en la categoría femenina en París, mientras que la ex medallista olímpica y corredora Caster Semenya, así como otros atletas han quedado fuera de la cita francesa ya que la normativa de sus respectivos deportes no permite niveles de testosterona en el rango masculino.
Exdeportistas como la tenista Martina Navratilova, la nadadora Riley Gaines y el exluchador y ahora podcáster Joe Rogan abogan por prohibir que los individuos con cromosomas XY o las mujeres transgénero compitan en categorías femeninas. Navratilova lleva años exigiendo una categoría abierta para dar cabida a los deportistas transgénero.
A la polémica también se han sumado la escritora J. K. Rowling y el empresario Elon Musk, ambos acusados de transfobia por emitir opiniones similares.
Fuente: La Cronista