El PRI al borde de la extinción: la debacle del que fuera el partido más poderoso de México

Las derrotas y las peleas internas han provocado un éxodo de militantes sin precedentes.

El Partido Revolucionario Institucional (PRI) de México, que gobernó al país por más de 70 años, enfrenta una grave crisis debido a las derrotas electorales que lo convirtieron en una fuerza política minoritaria y a la tensión que genera el liderazgo de Alejandro ‘Alito’ Moreno, su actual presidente.

«Nos entregaron el partido hecho pedazos», afirmó Moreno el miércoles durante la reunión del Consejo Político Nacional en la que se defendió de las críticas que arreciaron desde que en las elecciones presidenciales del pasado 2 de junio el PRI obtuvo los peores resultados de su historia.

La responsabilidad política es de Moreno, el diputado que en 2019 asumió la dirigencia del PRI y que el año pasado promovió la coalición Fuerza y Corazón por México en la que participaron los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), postulando a Xóchitl Gálvez como su candidata.

El resultado fue una derrota estrepitosa de Gálvez frente a Claudia Sheinbaum, la abanderada oficialista que fue apoyada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

A nivel individual, además, el PRI sólo obtuvo 5,7 millones de votos, muy lejos de los 16,2 millones que en 2012 le permitieron regresar a la presidencia del país con Enrique Peña Nieto. Proporcionalmente hablando, el de 2024 es el caudal de apoyo más bajo de sus casi 100 años de existencia.

Por eso, tendrá una mínima bancada en el Congreso: apenas 18 de los 128 senadores, y 41 de los 500 diputados. Además, ya sólo gobernará dos de los 32 estados del país: Coahuila y Durango.

Nunca, desde que se creó en 1929, el PRI había tenido una representación política tan marginal.

Reelección

El fracaso electoral desató una fuerte presión para que Moreno renunciara a la presidencia del partido y que incluyó una carta firmada por más de 260 militantes.

La indignación de parte de la militancia se debe a que, cuando se elaboraron las listas de candidatos al Congreso, el dirigente colocó su nombre en el privilegiado primer lugar de la representación proporcional, lo que le garantizó su ingreso al Senado.

Además, por primera vez en su historia el partido centenario no presentó candidatura a la presidencia y se sujetó a la postulación de Gálvez, quien a pesar de que se autodefinía como «independiente», nació y creció políticamente al amparo del PAN.

Pero ni la derrota ni las críticas amilanaron a Moreno, quien esta semana concretó una estrategia con el objetivo de cambiar los estatutos partidarios que le permitan la reelección con el fin de permanecer como dirigente por lo menos hasta el 2032.