Periodista Manuel Buendía, a 40 años de su ejecución en México

Este jueves 30 de mayo se cumplen 40 años del asesinato, una emboscada, del periodista Manuel Buendía, aquí mi homenaje de cada año.

Poco después de las seis de la tarde, Buendía fue ejecutado sobre avenida Insurgentes en la Ciudad de México, a la vista de todos.

Como los crímenes que cobran la vida de muchos mexicanos, el de Buendía sigue en una suerte de limbo, gracias a quienes protegieron o eliminaron a los asesinos

Por Miguel Ángel Sánchez de Armas

Cada año desde hace cuarenta, publico la misma columna. Sólo actualizo el tiempo transcurrido. Es la machacona esperanza de que algún día sabremos la verdad: quién tomó la decisión, quién organizó el operativo, quiénes consiguieron el arma, planearon la emboscada y jalaron el gatillo; quiénes protegieron—o eliminaron—a los asesinos.

El 30 de mayo de 1984, poco después de las seis de la tarde, Manuel Buendía Tellezgirón fue ejecutado sobre la avenida más transitada de la Ciudad de México, a la luz del día, a la vista de todos. Una intimidación a un gremio y una advertencia a la nación.

¿Los que purgaron condenas por el homicidio fueron realmente los responsables? Un juez así lo consideró y al parecer habría otros motivos para mandarlos a prisión. El autor material indiciado negó su participación y el sentido común dice que el o los autores intelectuales escaparon a la justicia y que la muerte del periodista fue parte de una conspiración que por supuesto nadie está en condiciones de probar.
Si no ley, una constante de la historia es que los asesinatos políticos nunca se esclarecen del todo. Y los de los periodistas, jamás.

Es asombrosa la estupidez de quienes creen que mediante la eliminación de periodistas pueden protegerse a sí mismos o poner remedio al enojo, al desasosiego o a la inquietud social. Una y otra vez el resultado es, para ellos, contraproducente. Porque la memoria y la palabra, no pueden ser asesinadas. Manuel Buendía se transformó en un símbolo cuando aún no exhalaba el último aliento.

Hay hombres que forjan su propia leyenda. En el periodismo de vez en cuando surgen figuras que rompen el molde, no como un reto, sino porque ello es parte misma de su naturaleza. Manuel Buendía fue uno de ellos. Un primus inter pares en una pléyade de periodistas que dieron lustre a la profesión y fueron reconocidos en el mundo de habla hispana.

Pero entre ellos fue Buendía el elegido por un poder magnicida como ejemplo de lo que espera a quienes desafían a las potestades de la antidemocracia. Desde entonces y hasta el día de hoy, son muchos los periodistas que han sido víctimas de esas mismas fuerzas que lejos de ser aplacadas por las fuerzas de la democracia, no han perdido enjundia. México es hoy el país más peligroso del mundo para ejercer el periodismo.

Lo dijo un poeta, José Emilio Pacheco: “Las balas que asesinaron por la espalda al gran periodista mexicano también hicieron más vital, más valiente, más necesaria cada página suya. Su muerte es la prueba trágica e irrefutable del poder de las palabras”.